Da una tranquilidad oír hablar a las personas que lo hacen con sentido común y son de confianza, que uno esta tranquilo y contribuye a la calma en el ambiente. Todavía más, si esa persona tiene responsabilidades que nos afectan o dirigen el destino de nuestra sociedad o pueblo.

Las palabras de San Pablo a los cristianos de Éfeso en la segunda lectura anuncia con sentido común la verdad de la salvación que Cristo ha traído a nuestra vida; enuncia sus logros y consecuencias positivas para la vida de todos los que le acogen con fe. Escucharle hoy da una seguridad y una confianza en quien seguimos que nos lleva a la calma en nuestra vida. Las palabras de Pablo no son las de un “charlatán” que nos quiere vender algo para su interés particular o el de otros. Es la constatación de los frutos del evangelio de Cristo acogido en las primeras comunidades como la suya, hechos que están cambiando la vida de los hombres.

¡Que contraste con el profeta Jeremías!, que denuncia los corruptos y los falsos pastores que introducen la confusión, la inseguridad, la perdición y la dispersión entre los hombres. Estos nos hacen perder la calma porque no siguen a Cristo, ni hacen su voluntad. La acogida del designio salvífico con la fe y la obediencia al Señor, nos lleva siempre en nuestra vida a la calma y luego, progresivamente, a la paz. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Así se lo enseña y lo comparte con los apóstoles en el pasaje de hoy de San Marcos. Jesús vive un equilibrio entre la tarea evangelizadora, el trabajo, y el descanso, sobretodo el del alma (Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco). Estos días hablábamos de este necesario descanso que Jesús nos muestra en su vida, pero, con equilibrio. Él no trastoca ni es incoherente con su orden de prioridades de vida para vivir este descanso: Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas. ¿Qué nos querrá decir? ¿Qué Palabra de Vida nos enseña?

Quien vive en la calma del discipulado coherente de Cristo, tiene integrado con normalidad y sentido común el descanso, como una de sus prioridades, porque no cae en la soberbia, la autoafirmación, la autosuficiencia o la prepotencia de quien es consciente de que Él Señor va con él y su vara y su callado le sosiegan (Sal 22).