EL otro día una persona me comentaba que un amigo suyo había sido como un ángel para ella, ya que le había ayudado en ciertas situaciones iluminándola o haciendo caer sobre la verdad o el bien de los que podía suceder. La realidad es que cada día se habla menos de los ángeles entre nosotros e incluso se nos está olvidando su existencia. Parece que son fantasías o metáforas o imágenes literarias de la Biblia, pero no es así, existen realmente. En el Credo lo confesamos cada vez que lo rezamos y el evangelio los menciona varias veces, incluso en momentos importantes de la vida de Jesús. Esto nos hace reflexionar y valorar lo importante que es nuestra formación en la fe, que tenemos que crecer en ella y no abandonarla.

Hoy celebramos en la liturgia de la Iglesia los Ángeles Custodios. En el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.). Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”. Todos tenemos un ángel que nos guarda, que nos custodia. Por ello, hoy celebramos desde la fe esto, alegrándonos y tomando conciencia de lo que supone. Dios actúa a través de sus ángeles (ángel significa enviado o mensajero), pero hay que dejarle actuar, hay que quererlo y hay que dejarse hacer. Sabemos que demasiadas veces no escuchamos a nuestro ángel o nos resistimos a su ayuda, la ayuda del Señor.

Así se siente hoy Job en la primera lectura, desgraciado, abandonado, sin custodia ¿Te siente tu así? Qué dura y triste nos puede resultar la vida a veces. Reflexiona por qué. Si profundizamos y somos honestos, encontramos el origen de esta situación y los por qué. Vuelvo a repetir: hoy celebramos  una de las mediaciones que Dios ha puesto en nuestra vida para que no estemos así, para evitarlo, sacarnos de ello, arreglarlo. No seamos tontos, nuestra súplica llega al Señor y lo que expresa el salmista de hoy es deseo en la fe que implica confianza en Él.

Escucha a tu ángel, celebra hoy que lo tienes y da gracias al Señor por todo lo que ha hecho, hace y va a hacer por tí. No estamos solos, también los ángeles custodios están con nosotros.