¡Tenemos que hacer un mundo más sostenible! No sé muy bien qué significa eso, pero si quieres que alguna iniciativa tenga éxito (y a ser posible subvenciones), hay que poner que quieres hacer un mundo más sostenible. No sé muy bien quién tiene que sostener a quién, o qué sostiene qué. Entonces investigas y lo que se busca es una mejor calidad del aire, menos contaminación acústica y lumínica, energías renovables y, sobre todo, mucha bicicleta. Todo para dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones en que no te mueras de cáncer por respirar y otros objetivos muy loables. Loables, pero, a mi entender, cortitos. Los cristianos no queremos dejar un mundo más sostenible, queremos dejar un mundo como salió de las manos de Dios, un mundo sin pecado. ¿qué tiene que ver el pecado con la sostenibilidad? Pues, aunque no se lo crean: todo.

El pecado rompe la armonía que existía entre el hombre y Dios y, por lo tato, entre todas las criaturas entre sí.

“Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey comerá paja.

El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar”.

No es una poesía bonita de Isaías, es la visión del cielo nuevo y la tierra nueva. Es lo que los cristianos esperamos que se cumpla el día que se realice el “Ven, Señor, Jesús”.

“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños”.Sólo cuando somos pequeños ante Dios podemos entender esto.

Si quieres un mundo sostenible lucha por la santidad. A mi me repatea cuando dicen que Francisco de Asís era ecologista, tanto como los que dicen que Jesús era el primer comunista. Los hijos de Dios no estamos en ese nivel medio humanitarito, medio político. Nosotros confesamos a Dios creador, que vio todo lo que había hecho y era muy bueno. Pero el hombre, en su libertad, dejó entrar el pecado en el mundo, y con el pecado la muerte. La muerte física y la muerte con la creación. Por eso el santo descubre un nuevo mundo, una nueva forma de tratar la creación y, de un modo especialmente sublime, a los demás hombres. El Papa dice que estamos viviendo una tercera guerra mundial “a trozos”. Destruimos el mundo pues nos esforzamos en investigar nuevas formas de energía y de reciclar, pero fomentamos el pecado, que es la raíz de toda destrucción.

Adviento, esperemos lo mejor posible al Señor, que sea Él el que sostenga este mundo y de la mano de María tengamos el mejor espíritu: “el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor”. Y bienaventurados vuestros ojos porque verán.