El otro día desayunando con unos amigos de la parroquia, uno de ellos nos comentaba que estaba cansado de tanto sacrificio y contrariedades en su vida. Además, no termina de levantar cabeza con la salud y esta enfadado con Dios; no entiende lo que le pasa y se siente solo, sin ayuda del Señor. En diversas ocasiones podemos sentirnos así, es más frecuente de lo que creemos en las personas, pero la Sagrada Escritura no para de mandarnos el mensaje de que Dios nos escucha y de qué no estamos solos.

En el pasaje de San Mateo de hoy, San José no entiende nada de lo que le esta pasando con María y humanamente esta afrontándolo lo mejor que sabe, desde su fe y su corazón. Dios acude a ayudarle y recibe la explicación en sueños. Le abre la mente y le muestra su plan en el cual él es partícipe. Pero aquí hay que resaltar la expresión sobre José: José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Un hombre justo en la Biblia es el que tiene una fe madura, que se deja guiar por la voluntad de Dios y la vive auténticamente en todos los aspectos de su vida. Esto facilita que Dios pueda ayudarle en esta contrariedad, y José se deja ayudar; él escucha la explicación del ángel, cree, confía y actúa como le indica. José no lo hace sin razones y porque sí. Las promesas hechas a través de lo los profetas (lo leemos en el oráculo de Jeremías de la primera lectura) se están cumpliendo y está superando toda expectativa.

La esperanza se encarna en la Mujer, en María: La Virgen concebirá y dará a luz un Hijo. En ella se encarnan la fe, la esperanza, el amor. Algo importante para meditar y orar en estos días. También este dato: Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. ¿Te has despertado ya? o sigues en tu área de confort anestesiado por el ambiente y la rutina mediocre. Si ya estás más despierto ¿a qué esperas? Haz lo que el Señor te manda y verás.