MIÉRCOLES 3 DE ABRIL 2019

PASAR DE LA MUERTE A LA VIDA

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Jesús no sólo nos habla de la vida plenamente feliz, plenamente realizada, llena del amor de Dios, y por tanto, vida eterna, vida para siempre. No, hace algo mucho más grande que eso: él mismo se nos da, y él es la vida, la vida plena, la vida realizada, la vida eterna.

Sabemos que por la fe y el bautismo estamos unidos al Señor, muerto y resucitado, y esperamos seguir unidos a él después de la muerte, en la resurrección:

  • Vamos a la casa del Padre: Creemos que hay una patria futura para todos nosotros a la que llamamos cielo y de la que nos habla la Sagrada Escritura con parábolas y símbolos como la fiesta de las bodas, la luz y la vida.
  • En cuerpo y alma: Creemos que al final de los tiempos seremos transformados a imagen de Cristo resucitado y nuestro cuerpo será semejante al suyo, con su gloria y perfección. La muerte y el dolor desaparecerán y gozaremos de la vida eterna.
  • En unos cielos nuevos y una tierra nueva: La Biblia anuncia este gran acontecimiento que se llevará a cabo con la vuelta gloriosa de Jesucristo como Juez de vivos y muertos (juicio final). Él hará triunfar de forma definitiva la verdad y la justicia, y recompensará todo el bien que hayamos hecho.
  • El universo entero participará también de la gloria de Cristo resucitado y será liberado de la corrupción. Así el Reino de Dios llegará a su plenitud y Cristo reinará totalmente y Dios será todo en todos.
  • En espera del final de los tiempos, el alma de cada persona que muere se encuentra con Dios. A este encuentro la Iglesia lo llama juicio particular. En él cada uno recibe de Dios el destino de su existencia.
  • Para unos será disfrutar inmediatamente de la gloria de Dios;
  • para otros será entrar en la comunión plena con Dios tras ser purificados;
  • y, para otros, los que lo hayan rechazado libre y voluntariamente hasta la muerte, será vivir lejos de Dios para siempre.

Así, la muerte no tiene la última palabra sobre tu vida. Si vives en Cristo no morirás para siempre, sino para resucitar a una vida nueva y eterna con Él. En la confesión de esto o no, te juegas el sentido de tu vida. Elige: esperanza o temor. Cristo o nada.