Ya está todo el lío de la carrera anual Stop Sanfilippo. El síndrome de Sanfilippo es una de esas enfermedades raras, degenerativa del que, desgraciadamente, sólo se pueden tratar los síntomas. Un chico del barrio y bautizado en la parroquia, lo tiene y hemos ido viendo como empeora año tras año. Y año tras año la parroquia presta locales para organizar una carrera a favor de la investigación de esta enfermedad. Los padres son unos valientes y preparan toda la carrera con mucho cariño y empeño. Sin embargo, ya el único tratamiento que queda es la preparación de los padres al desenlace de la vida de su hijo en esta tierra. Han intentado todo lo que la medicina les puede ofrecer. ¡Qué difícil es dar vida y qué sencillo, para algunos, quitarla!

“El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”

Dios está deseando dar vida, la ofrece con generosidad y sobreabundancia…, y ¡tantas veces las rechazamos! Dejamos que la vida de nuestra alma se vaya degenerando, abrazándose a la muerte, como si fuera un destino inevitable.
Ama mucho la adoración Eucarística. Si no hay en tu parroquia propónselo al sacerdote, al menos un día en semana. Pasa horas frente al Sagrario y verás como el perseguidor se convierte en Apóstol, cómo se van cubriendo esos huesos secos de tendones, de carne y al final se insufla vida. No hay horas perdidas frente al sagrario.
He visto cambiar una vida de un mendigo que dormía en la calle de noche y de día en la parroquia por estar delante del Sagrario. También tu vida puede cambiar y, ten por seguro, que será a mejor.

Mira hoy a la Virgen madre, reza una oración por Dani, y comencemos a dar vida. Y un rezo también por los sacerdotes en este día de San Juan de Ávila también se agradece.