Hoy comenzamos un campo de trabajo con jóvenes-adolescentes en un pequeño pueblo de Madrid. Unos cincuenta jóvenes dedicarán esta semana a trabajar limpiando el pueblo, a rezar, a divertirse y convivir. La casa no es cómoda para tantos, la cocina es pequeña y está haciendo un calor asfixiante…, aunque mucho menos que en la ciudad. Os pido que recéis para que todo salga muy bien y estos chicos y chicas se acerquen mas al Señor. Hace años que no estoy tantos días con jóvenes de convivencia, creo que ya estoy un poco mayor para esto, pero a la fuerza ahorcan, no hay otro que pueda venir. Así que lo pongo en manos de la Virgen y que sea lo que Dios quiera, pero que sea para bien.

Celebramos hoy a Santa María Magdalena, la primera que anuncia la resurrección a los apóstoles. No deja de ser curioso que Jesús escoja a una mujer para ser la primera que dé un mensaje a los apóstoles. El testimonio de una mujer no era muy apreciado en aquél entonces. Podían tacharla de histérica, lunática o mentirosa. Pero María Magdalena no duda en hacerlo pues ella no estaba contando “su historia”, sino cumpliendo el encargo del Señor. Si el Maestro se lo decía, ¿quién era ella para dudar de que el Señor la capacitaría para su misión? María Magdalena iba a honrar a un muerto, y se encontró con la Vida. Lloraba de pena y sus lágrimas se volvieron de alegría. Caminaba hacia un sepulcro y llegó a convertirse en la primera misionera. ¿No son curiosas las cosas de Dios? ¡Cuántas veces pensamos que las cosas tienen que ser de una manera y Dios nos sorprende con lo que no podíamos imaginar ni soñar! Hoy es un buen día para renovar nuestra confianza en Dios y decirle que haga en nuestra vida lo que Él quiera, no lo que nosotros quisiéramos que hiciera. Y Dios que comenzó en ti esta obra buena, Él mismo la llevará a término. Pidamos hoy la confianza y la intrepidez de María Magdalena, de María la Virgen, para descubrir lo que Dios quiere y decirle que sí.