En España estamos en plena campaña electoral y ya se sabe lo que esto supone, una inflación de cartelería verbal. Todos se ponen estupendos haciéndose de repente macroeconómicos en promesas y, como brindar al sol es una acción gratuita, la política se convierte en una colección de globos que se mandan al futuro de los ingenuos. Allá van las esperanzas y los dineros de todos. Las palabras pequeñas se hacen grandilocuentes, y el político de menor carisma de repente se convierte en un Cid Campeador. Pero esto dura poco, menos mal, luego llega la verdad de las urnas y se apaciguan los ánimos.

No me gustan las vidas de campañas, una vida de campaña electoral es una vida frívola, porque pretende una conquista inmediata con mucho desgaste. Es justo al revés de la vida en Cristo, que es una conquista mediata con una pizca de pan cada día, así de revelador es el Padrenuestro. Mediata es una palabra en desuso. Lo mediato nos asusta porque por definición es lo que está lejos, y somos más de llegar pronto o de no embarcarnos en proyectos largos. Pero el Señor quiere mi vida, y mi vida es larga, no quiere mi campaña electoral de una semana, quiere todos mis minutos a su lado, como quieren los que viven de amor.

La campaña que quiere el Señor para el hombre es desesperante para un político que busca la victoria. El Evangelio de hoy nos lo evidencia, “el Reino de Dios es un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta y creció”. Sembrar y esperar. No hay nada más bonito en este mundo que ver crecer. Por eso, al hablar de crecer en conocimiento de Dios me gusta más la imagen de “realizar un camino hacia dentro” que directamente “tener vida interior”, porque lo primero alude al proceso de ir acercándose con sumo cuidado al Dios que vive en mí, como el pescador de perlas que ha cogido aire en la superficie y va sin prisas abriendo ostras hasta encontrar su premio.

Sembrar un grano de mostaza. ¿Cuál es la voluntad de Dios?, pues esa misma, y fiarse de que lloverá más adelante y el grano irá transformándose en un árbol esbelto. No te exasperes en hacer grandes cosas, es inútil, hemos nacido para sembrar un grano de mostaza y hacerlo en su sitio. Lo demás es un cruce de pretensiones donde se la juegan el orgullo, la soberbia, la vanidad y toda esa zona de sombras.