«¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres …».
Podemos imaginarnos a esos apóstoles, hasta entonces acobardados y escondidos, frente a los sacerdotes de Israel, y ahora hablando con la sabiduría que provenía de Dios.
El miedo puede ser nuestro principal enemigo. Los cristianos, en cambio, debemos tener claro que nada ni nadie puede atemorizarnos … pues, “El que viene de lo alto está por encima de todos”.
No podemos anunciar el Evangelio exclusivamente con técnicas, proyectos y conductas estudiadas. Aunque nos agobie el poder del mundo, Dios se manifiesta a los sencillos y humildes … Dios se sirve de quien quiere y quien le quiere. Todos los obstáculos se allanan para aquel que confía en Dios y no en sus propios recursos.
María, nuestra Madre, lo sabía bien y así lo hizo con los apóstoles, reuniéndolos en oración el día de Pentecostés. Que ella sea nuestro aliento y nos conceda el Espíritu Santo.
A través da su pasión, muerte y resurrección, Jesús conquistó el don del Espíritu para nosotros. A través del bautismo todos nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús.
Quisiera unirme en la Iglesia, con el Papa Francisco en el día de su Santo, en la Santa Misa «virtual» en Santa Marta a la que tuve oportunidad de «asistir» para pedir por los mas necesitados y los usureros en este tiempo de pandemia y en todo tiempo. La Trinidad Santísima nos convoca y anima a no agobiarnos.
Obedecer Siempre, siempre, siempre a DIOS, antes q a los hombres para ser esos testigos de Autoridad y testimonio. Paz y Bien.
Nos hace falta su apoyo Espiritual, . Días de decaimiento.:sentir que no estamos solos y que tenemos siempre el refugio «aunque virtual» de Jesús Esperándonos, tan Solo,en el Sagrario