Comenzábamos ayer la V semana de la Pascua, y seguimos avanzando en la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles, aquella crónica de la vida de las primeras comunidades que protagonizan de forma especial Pedro y Pablo, los pilares de nuestra Fe. Hoy el relato nos traslada a Listra y a Derbe, donde Pablo y Bernabé llegan con toda la fuerza del Espíritu huyendo de la persecución en Licaonia y realizando curaciones. Concretamente, en esta ocasión curan a un cojo de nacimiento.
Del episodio llaman la atención dos detalles. El primero es la atención y la fe del cojo de nacimiento, dice el texto que Pablo percibe que tiene fe como para curarlo. No es un detalle menor, porque Dios no mete la cuchara en la boca del hambriento, sino que responde solícito al llanto de los creyentes, por eso quien no cree no puede ser curado, quien no tiene abiertas las ventas del alma, si quiera a la posibilidad de que Dios le cure, no puede ser curado. Podríamos pues plantearnos hoy por el tono de nuestra Fe, en estos tiempos inciertos ¿he mantenido, mantengo la esperanza? ¿mantengo mis puertas y ventanas abiertas?.
Un segundo detalle, que probablemente pase menos inadvertido, es la reacción de Pablo y Bernabé cuando los habitantes de Listra quieren adorarlos como dioses del Olimpo. Pablo y Bernabé no aceptan el mérito que no es suyo, porque las curaciones, no son fruto de su esfuerzo, no son fruto de sus capacidades, son fruto de la Fuerza y el Poder de Dios, y apropiarse de esos frutos, es lo mismo que estropearlos. San Francisco de Asís, entendió bien esto, y les pedía a sus hermanos, los frailes menores, que viviesen «sine proprio», sin tener nada, sin apropiarse de aquellas buenas obras, que el Buen Espíritu, les inspiraba a realizar. Qué ejemplo es para nosotros que cualquier cosilla que hacemos viene inmediatamente publicada y promocionada con altavoz, en nuestras redes sociales, en nuestro entorno, vivimos en un cierto exhibicionismo que no nos permite vaciarnos de nosotros mismos y dejarle hueco a Dios, a la Fuerza de Dios, al Espíritu Santo, para que verdaderamente obre el bien, obre milagros a través de nosotros.
Por eso titulaba así esta breve reflexión, por la necesidad de pedir con fuerza al Señor que sepamos vaciar nuestro nombre, y convertirnos así en canales de su Gracia, para poder transformar y sanar este mundo que sufre. Clamar con fuerza, para que esa promesa, que recoge el Evangelio del día, la promesa del Defensor, del Espíritu Santo que nos enseñe y nos recuerde todo, no se encuentre con el obstáculo insalvable para su cumplimiento que es mi falta de fe, la cerrazón de las puertas y las ventas de mi alma, sino que cuando se presente pueda entrar en mi vida y hacer morada en ella transformándome en un nuevo Pablo, en un nuevo Bernabé al servicio del Reino.
Por eso rezo hoy con ustedes: ¡No ha nosotros, Señor, no ha nosotros!
Dios le Bendiga, Padre
El Señor no deja nunca de Sorprenderme!
Amén
Estamos viviendo un época tan confusa. Ya cuando leí su comentario anoche me dejó triste, sin saber cuál puede ser nuestra posición. Yo lo tengo como un apoyo espiritual en este encierro obligado por las circunstancias.Creo tener las ventanas abierta a todo lo viene de Amor a Dios. Pero a Jesús lo tengo dentro de mi corazón y le pido siempre al Espiritu Santo que me dirija, no me deje intervenir con mis ignorantes comentarios, pero me deja demasiada libertad. SABE que tengo el corazón lleno de Amor por mi Dios y por todos
Las palabras del Señor son fuente de vida y deben ser meditadas, profundizadas y actualizadas constantemente a la luz de la realidad siempre nueva que nos envuelve. Para esta meditación constante de sus palabras Jesús nos promete la ayuda del Espíritu Santo: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Debe ser el corrector, es una falta de ortografía: “No HA nosotros”
No a nosotros la gloria… A tí, Señor. Te bendeciremos ahora y por siempre. Con el salmo 115.
Nos colmas de bienes, derrochas sobre nosotros tu gracia, y aunque sigamos «en la fase cero», los que vivimos en Madrid también nos sostenemos desde las 7 de la mañana acudiendo a la Eucaristía con el Vicario de Cristo, y madurando la Palabra, firmes en la Fé por el Paráclito, unidos en la Iglesia.
Si Dios quiere… podemos aguantar.
Como siento no poder asistir a la primera Eucaristía. Con este horario que tenemos de salidas no creo tener tiempo. Intento buscar la manera. Ni siquiera se el nuevo programa en la Iglesia de San Fernando Alguno me lo puede decir?
Siempre llegó con retraso en mis comentarios . Crei que a pesar de seguir en la» fase 0″ las Iglesias ya hoy estarían abiertas. Aguantaremos , tenemos Jesús con nosotros
Siempre llegó tarde en los comentarios. Creía que a pesar de la » fase cero» hoy las Iglesias estaban abiertas.
Aguantaremos, por supuesto . El Señor está con nosotros
Amén.. qué buenas reflexiones!!
Oremos y pidamos ese «Ese espíritu de PABLO, para tener esa tenacidad, radicalidad y perseverancia en la evangelización. Paz y bien
Gracias!
Los cristianos tenemos la esperanza con nosotros en la misma Iglesia. El Espíritu la guía, la mantiene, mantiene esa Palabra, ese mensaje de Jesús y con ella la esperanza a la que acudimos día a día y nos mantiene firmes en la fe. Esa fe que nos hace ver, comprender, conocer al Padre, amar…