Hoy celebramos la fiesta del patrón de Madrid en medio del confinamiento y con un tiempo plúmbeo que no da ningún animo, la verdad, por eso he recurrido a la famosa coplilla, porque entre el tiempo y el encierro para muchos de nosotros, agricultores y madrileños especialmente un poco de luz, un poco de sol nos viene bien.
Ciertamente escuchando la radio o viendo el telediario el panorama es desolador, más que tormenta, parece que se nos vienen encima todas las tormentas juntas y ciertamente puede ser así. Sin embargo, y aunque las circunstancias externas influyen de manera radical en nuestra situación, incluso en nuestro ánimo, no podemos olvidar que lo importante en la vida no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa.
Seguramente muchos labradores del tiempo de San Isidro experimentaron las mismas dificultades e ingratitudes que la tierra daba y que la tierra sigue dando a los labradores hoy, seguramente conoció las miserias y las penurias del que tiene hambre, del que no llega a fin de mes, del que entiende el futuro como algo incierto, sin embargo, su forma de afrontar el presente, más o menos esperanzador, su formad e vivir, como si fuese de otro mundo, ciertamente lo es, pero como lo somos todos, porque todos los cristianos en verdad somos del cielo, su forma de vivir y afrontar la cotidianidad le han convertido en un ejemplo a seguir en un bienaventurado que desde el cielo, sonríe a sus paisanos llamando al ánimo a la entrega.
San Isidro es de los amigos del maestro de los que habla el relato de Juan de este viernes de mayo. El que en vida era siervo, por Jesús es considerado amigo y puede mostrarle su intimidad, lo más íntimo de su amor misericordioso. San Isidro es de los que elegido para dar fruto, da fruto abundante, ¿qué mejor premio para el labrador? y ¿qué mejor premio para nosotros?
Como presbítero, como religioso ante la falta de vocaciones me he preguntado en numerosas ocasiones por la infecundidad aparente de mi ministerio, y otras tantas veces he rogado al Señor que me ayude a ser amigo verdadero para poder dar fruto y fruto abundante, sin embargo este no es sólo un reclamo para mi, lo es para todos, porque la amistad con Jesús es una llamada a la santidad y el dar fruto es también misión de todos.
Así pues, San Isidro labrador, quita el agua, las tristezas, tibieza, mediocridades de nuestro día a día, y pon el sol, de la alegría, de la fe, el sol que nace de sabernos entrañablemente amados y llamados a dar fruto. Amén
Gracias Padre . Como siempre su lucha por llevar a su rebaño. Incansable en su lucha , entrega, sabios consejos, para que no decaigamos, y sigamos todos juntos dando gracias a Dios Todopoderoso, que jamas nos abandonará en el Camino a la Luz
Necesito los comentarios a las lecturas diaria de la liturgia de la Palabra.
¡Qué alegría Poder decir como laSanta …Todo lo puedo con aquel que me conforta!
Fue Jesús quien nos encontró, nos llamó y nos dio la misión de ir y dar fruto, un fruto que permanezca. Nosotros le necesitamos a él, pero también él nos necesita a nosotros para poder seguir haciendo hoy lo que hizo para la gente de Galilea. La última recomendación: «¡Esto os mando: que os améis unos a otros!”
La Palabra de Dios nos interpela y aconseja a los apóstoles modernos: imponeros pocas cargas, menos rigorismos, rigideces, y dejad mas libertad al espíritu de Dios, que se vea mucha alegria, agradecimiento y apertura a la misericordia del Jesús que se nos manifiesta hoy y siempre.
Ojalá la ideologización propia y ajena no nos ahogue la belleza del mensaje evangélico, y como San Isidro acudamos al templo mientras los ángeles nos ayudan a arar el campo, dando gloria a Dios, sabiendo que todo el bien que hagamos lo ha querido Él.
No somos siervos, somos amigos… ¡Llamemos amigos a los demás!. ¡Seamos remanso de paz para el prójimo!
Gracias Padre por sus comentarios.
Orar y dar gracias al Padre por toda la creación y crear conciencia, cuidado, y amor con la intercesión de Sn. Isidro Labrador. Amen
El mandato de Cristo,» Amaos unos a los otros como yo os Amo » Queremos seguir su consejo, ser amigos de todos ,pero entre los amigos siempre tenemos preferencias. Las tuvo Jesús con su discípulo amado.Los quieres a todos, pero el corazón tiene sus caprichos
El mayor capricho que llena de verdad el corazón es amar a Dios por encima de todo con toda nuestra alma.Su consuelo y Amor infinito, nos desarma
A la santidad en la sencillez de la vida diaria, humildad en la cercania, compartiendo todo con los cercanos, y sintiendonos amados hasta lo infinito, gracias reverendo por su cervanial