“Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con vuestros ojos sin ver”.
En muchas comarcas de nuestra patria la sequía del campo es preocupante, Sin embargo, lo es mucho más la sequía de los corazones. Si el cielo no suelta su agua poco podemos hacer, pero hay un “diluvio universal” (la gracia de Dios), y no nos damos cuenta, y permanecemos como si estuviésemos en sequía.
¿Qué ocurre entonces? Pues, se oye sin oír y se mira sin ver. Parece que se nos ha secado el corazón, o se nos ha vuelto impermeable. Nunca hasta ahora podría parecer tan fácil anunciar a Jesucristo, cualquiera puede conocerlo (aunque sea por curiosidad) … Pero parece que la fe se pierde en el horizonte de otros intereses que nos atenazan el corazón.
Tendríamos que pensar seriamente en empaparnos de la Palabra de Dios, en saciarnos de ratos de oración, en acudir a la fuente (¡la Eucaristía!), y “hartarnos” de Él, pues nunca quedaremos saciados.
La Madre de Dios colaboró a convertir el agua en buen vino. Ella prepara el campo para que caiga la buena semilla, para que el agua no resbale y crezca la semilla de la fe que está depositada en nuestra alma.
Con este cambio de costumbre, obligados por el Corviď19, esa falta de contacto humano, de una palabra amable, simplemente un saludo…
Derrama ese diluvio de Amor sobre nosotros Señor estamos muy necesitados
El sembrador no ha dejado de sembrar, en ningún tiempo. Sigue esparciendo la semilla, y en este momento marcado por la pandemia, su siembra sigue dando fruto abundante, aunque con la semilla crezca la cizaña. Nosotros queremos ser tierra fecunda, abonada por la gracia, y le pedimos a Nuestra Madre para que no falte en el día a día el agua viva. Necesitamos la fé, la esperanza y la caridad para que la cosecha sea abundante. Ella, Maria, nos conduce al que es la fuente de la vida. Que no nos dejemos engañar por los que se presentan como enviados suyos siendo falsos profetas, mercaderes del templo, sepulcros blanqueados,…, y que busquemos el verdadero rostro de Jesús en el prójimo siempre sin desfallecer, levantándonos después de cada caida, buscando la luz siempre.
La Palabra de Dios que hoy escuchamos, en este domingo, alienta a las comunidades cansadas de evangelizar y hasta un poco frustradas por el aparente fracaso de su misión. La de hoy, es una palabra que fortalece y da vigor y audacia a los testigos del Resucitado.
Hoy vamos a comprender mejor que la riqueza del evangelizador es la Palabra de Dios, del mismo modo que la semilla es la riqueza del sembrador; también nos daremos cuenta de que el desafío del sembrador es la calidad de las diversas de tierras que reciben la semilla; y que el desafío del evangelizador es la complejidad de los diversos oyentes.
por fin he comprendio: » miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con vuestros ojos sin ver”.
Siempre leÍ: «Mirarán sin ver y escucharán sin oír…» Que no es lo mismo porque la parábola se dirige a los que voluntariamente se cierran, y no a los que se les hace sordos y ciegos, como si quedasen inhabilitados para entender.
Un gran alivio, una gran esperanza, un reto, y… una gran responsabilidad.
¿Qué tipo de tierra soy?
Es simple regar esa Semilla a tiempo y a destiempo q de la «COSECHA» se encargara el Señor. Paz y bien
Señor, que la semilla que has plantado en mi huerto de BUENA COSECHA. La cizaña CON TU AYUDA la arrancaré de raíz. Que Tu PALABRA ME LLEVE A TU ENCUENTRO.
QUIRO VER TU ROSTRO , SEÑOR
Por qué Dios Mío, hay días extraños, haces lo contrario de lo que realmente deseas hacer, como simplemente un saludo amigable. Nos estamos volviendo tan uraños ?o por otra parte tan supersencible de llegar al llanto al verte en tu Cruz , Tu cara sangrando con esa Corona de espinas. Un día raro…. pero con mis rarezas sé que Te Amo Dios Mio