Hoy celebramos la fiesta del Pilar y, como en todas la fiestas de la Virgen, encontramos en ella aquellas virtudes, aquellos aspectos de la vida cristiana que todos deberíamos vivir y que muchas veces se nos despistan… El Pilar evoca la fortaleza y la seguridad. María no sólo se nos presenta como pilar de nuestra fe, como decía San Luis María de Griñón: «A Jesús por María», ciertamente la devoción a la santísima Virgen es camino seguro del cielo. Sino que también nos recuerda, como así confirma el Evangelio de este día, por la firmeza y seguridad en la vivencia de la fe. San Agustín dirá, comentando este texto, que María es dichosa porque creyó antes de engendrar al Señor, María es la primera  verdadera creyente en Jesucristo, la fe de María, su firme asentimiento, su «fiat», fue condición necesaria en el proceso de nuestra redención, de la mima manera que en nuestro proceso personal, sin nuestro asentimiento y compromiso el proyecto de fe no tiene futuro, puesto que Dios que te creó sin contar con tu opinión solo te salvará contado con ella.

Sin embargo hoy, hablar de firmeza es complicado pues vivimos en la sociedad de lo líquido, en la sociedad de lo relativo. La principal característica de lo líquido es que se acomoda a cualquier continente, puede pasar de una copa de balón a un vaso de tubo, o de un cubo a una palangana… cualquier forma es posible, nuestra fe no puede ser líquida. La fe no es un adorno que nos ponemos o quitamos a discreción, no una chaqueta para el entretiempo, la fe es el suelo de la existencia y, no se a ustedes, pero a mi no me gustaría estar sobre un suelo incierto que no me pueda sostener.

La fe requiere de firmeza, la fe requiere de compromiso y entrega, la fe es un pilar fuerte sustento sobre el que construir la propia vida y esto es porque Dios nos toma muy en serio, Dios no cambia cada segundo de parecer, no es voluble, Dios se compromete siempre, Dios ofrece siempre una salida, escucha siempre, pero no deja de ser quien es, no se traiciona y no nos traiciona. Hoy no está de moda la firmeza, con facilidad se confunde la firmeza con la intransigencia o con el extremismo, no nos dejemos engañar. Nuestro mundo necesita de creyentes firmes en la fe, creyentes realmente convencidos, creyentes-testigos de esperanza.