La comparación del Reino de Dios con el grano de mostaza y la levadura es una de las que más nos suenan muy probablemente. ¡Y es una de las más bellas y que más consuelo nos da!

Como bien sabemos, el Reino es Jesús en persona y nuestra vida ha de consistir en una progresiva identificación con Él. Cuanto más lo hagamos, más irá creciendo ese Reino, pues más y mejores súbditos tendrá el gran Rey que es Cristo.

Esto nos introduce en la primera cosa que podemos meditar hoy: que Jesús cuenta con un desarrollo personal a lo largo de la existencia. Él sabe que no podemos pasar de la muerte a la vida como si nada, que hay pecados y defectos que requieren mucho tiempo, lucha y paciencia (la que Él tiene con nosotros) para que los podamos vencer. Tener claro esto nos ha de tranquilizar, especialmente cuando estamos enquistados y no vemos la luz del túnel de nuestras faltas. Pero la comparación de hoy es clara: ¡hay tiempo! Sí, obviamente, se nos puede pedir la vida hoy mismo, pero eso ya sería cosa de Dios. Nosotros, sin pactar con el pecado, debemos luchar y hacer lo que podamos. No nos ofusquemos, que muchas veces llega la frustración y, con ella, la separación de Dios.

Además, la parábola indica claramente que tenemos una potencia en nuestro interior maravillosa. Que somos semillas, pero de bien (de un árbol maravilloso en el que pueden anidar los pájaros o de un maravilloso pan que alimentará a los hermanos). Esto tiene que reafirmar nuestra esperanza. Verdaderamente, si somos conscientes de que somos ciudadanos de ese Reino, pocas parábolas son tan alegres para nosotros, los cristianos.

Ahondando brevemente en esto último, pensemos qué pájaros (en el buen sentido del término, jeje) hay cerca de nosotros. ¿Encuentran en nosotros unas ramas en las que posarse y descansar o somos, más bien, lo contrario? Ojo, y al revés: ¿nos dejamos ayudar también nosotros? En fin, hemos de acoger a quien lo necesite y, si no puede ser de una manera visible, siempre podremos hacerlo mediante la oración, que es el arma más potente de cuantas hay. Pidamos al Señor ser conscientes de las necesidades a nuestro alrededor para poder colaborar a que su Reino siga creciente.