Resulta muy consolador leer cómo Jesús pide por todos los que creerán en su nombre. Ante la mirada del Señor, y en su diálogo con el Padre, no están sólo sus apóstoles sino también todos los que entrarán a formar parte de la Iglesia. Nadie entra a formar parte de la Iglesia por una casualidad. Entramos en ella porque estamos en el pensamiento y el deseo de Jesús, que ha pedido por nosotros.
En la oración de Jesús descubrimos también la importancia de seguir rezando por todos los hijos de la Iglesia. Por aquellos que ya forman parte de ella y por los que están llamados a incorporarse un día. La oración de Jesús incide en la importancia de la unidad. La unidad se construye en Jesucristo. Jesús no sólo nos ofrece la gracia que necesitamos para pertenecerle, sino que reza para que seamos fieles a esa unión. Pide para que nuestra libertad no desfallezca y acojamos la vida que se nos ofrece con agradecimiento. Es muy importante cuidar nuestra unión con la Iglesia.
Hay muchas maneras de vivir la unión con la Iglesia. Ahora me vienen a la mente algunas:
-Orar por la persona e intenciones del Romano Pontífice. Es muy importante tenerlo presente de manera continua. El Apostolado de la Oración difunde cada mes las intenciones que el Papa les encomienda.
-Orar por las misiones. También es importante mantener el interés por lo que la Iglesia hace en tierras de misión. Hay revistas y organizaciones eclesiales que facilitan esas noticias. Es bueno conocer cómo el evangelio se difunde entre los pueblos. También podemos saber de las dificultades y llevarlas a nuestra oración.
-Estar atentos a las indicaciones del Obispo de nuestra diócesis. A veces los obispos son poco queridos por sus fieles, que los consideran absolutamente prescindibles. Muchos están solos. Hay que pedir por ellos y responder a sus iniciativas.
-Cuidar la relación con nuestra parroquia, movimiento o asociación. El amor y el trabajo se manifiestan siempre con los más cercanos. Amar a quienes están lejos es tan fácil que puede resultar fácil. En el lugar concreto donde cada uno vive su fe se experimenta también el crecimiento de la Iglesia.
-Rezar por aquellas personas que están alejadas de la Iglesia, bien porque no conocen a Cristo bien porque se ha enfriado su fe.
Son sólo algunas ideas. Lo cierto es que el Corazón de Jesús nos invita a amar apasionadamente a toda la Iglesia y a interesarnos por su crecimiento y santidad. Siempre es más fácil ver los defectos o lamentar las decisiones erróneas de otros. Pero lo mejor es buscar tener los mismos sentimientos del Hijo de Dios. Su amor le llevó a dar la vida por la Iglesia y su amor, que sigue operando, quiere que todos los hombres se salven.
Que la Iglesia, que cuantos comulgamoscon el Cuerpo y la Sangre de Cristo, participemos de su inmenso y Humilde Amor.
Amenos con Humildad, es decir tengamos un corazón entregado al bien del prójimo, con la confianza en que nuestro Padre Dios hará todo el Bien. Dejemos a la Santísima Trinidad que oriente a todas las personas de buena voluntad. Recemos con confianza y perseverancia para que seamos Uno en el Amor Humilde, con Dios Amor Humildad
Esta unidad a la que se consagra Jesús, hace posible que exista entre los mismos creyentes y que sea condición para que la comunidad cristiana pueda realizar su trabajo misionero con un mínimo de credibilidad y de coherencia: “para que el mundo crea que Tú me has enviado”..
“…Que sean completamente uno…”
“…yo en ellos y tú en mí…”
“…oblación perenne…”
“…seguirlo en su reino…”
“…conformes a tu voluntad…”
“…nos transforme con su participación…”
Vivir siempre impulsados por el espíritu de tu amor.
Auxilio de los Cristianos, intercede por nosotros
El Espíritu Santo es como un maestro interior, como un médico del alma, como un especialista en masajes interiores que sabe poner las cosas en su lugar. Así, las dificultades no te enferman, no te derriban, no te lastiman tanto, porque él derrama una fuerza, un perfume, un bálsamo que te alivia en medio de los problemas. Por eso, nada mejor que pedirle ayuda al Espíritu Santo.
Rezamos este mes de mayo, el Santo Rosario de cada día. Es el mes de las flores a María. Le Pedimos por la Paz en el Mundo. Por los niños que nacen cada día. Por los enfermos, y discapacitados, por las madres que son tentadas al aborto
Vuestro hermano en la fe: José Manuel.
El Espíritu Santo nos mantiene unidos, y refuerza nuestra consciencia de Hijos de Dios y Hermanos en Cristo. Nuestra Madre logró entrar en un diálogo de amor con las tres personas divinas, que nosotros ansiamos y buscamos, desde la humildad de sabernos pecadores y desde el agradecimiento de sabernos mirados y queridos por el Padre.
¡Ven Espíritu Santo! ¡Inflama los corazones con el fuego de tu amor para que sólo Él brille en el mundo y por su amor todos seamos salvados!
Oración al Creador
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas.
Amén.
(Papa Francisco, Fratelli tutti)
Aun no ha llegado el Comentario de esta noche. Pero he leído y reeleido el del Padre y me ha emocionado. !! Ven Espíritu Santo, Inflama nuestros corazones con el fuego de Tu Amor!!. Así Sea