VIERNES 23 de julio de 2021

Viernes de la Semana 16 del Tiempo Ordinario Ciclo B

¿Dónde esta tu vid?

En el Evangelio Jesús nos deja bien claro que nos decía Benedicto XVI, que lo suyo no es una ideología ni una doctrina, ni una moral, sino una persona. Sólo unidos a él, la vid, podemos dar fruto, y fruto abundante. Es una llamada a la espiritualidad bien entendida, es decir, a la necesidad de estar unidos a Cristo en la oración, en la contemplación, y también a la Iglesia, fuente de todas sus gracias.

Si él es la Vid, no podemos dar fruto sin estar íntimamente unidos a él y a la Iglesia: Ni el cristiano es un mero altruista, ni la Iglesia una ONg. El amor cristiano sólo nace de la contemplación de Cristo en el seno de la Iglesia:

Explica el Papa Francisco que “el verdadero amor siempre es contemplativo (…) El pobre, cuando es amado, es estimado como de alto valor, y esto diferencia la auténtica opción por los pobres de cualquier ideología”. Y por eso el cristiano no puede ir por libre. Nos dice el Papa que no es cristiano el que cree que “no necesita una comunidad donde confrontarse, donde ser acogido y acompañado, donde ser querido y corregido, donde aprender y celebrar el misterio de Dios en su vida”.

¿Dónde esta tu vid? ¿En qué comunidad? ¿Con qué hermanos con quienes confrontarte y confortarte en la fe? ¿Es este el espacio real donde descubres la presencia de Jesús? Porque si pretendes quedarte sólo con las ideas y las propuestas éticas de Jesús, te quedas sin Jesús. Pero también, si pretendes engancharte sólo a él a través de la oración persona, o de una dirección espiritual, sin contraste con la comunidad, una comunidad en plena confianza donde caminar juntos en su seguimiento, también corres el peligro de quedarte sin Él, desenganchado de la Vid.