San Mateo 14, 1-12
“Santificaréis el año cincuenta y promulgaréis la liberación en el país para todos sus moradores. Celebraréis jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y retornará a su familia”. El jubileo judío que se celebraba cada cincuenta años hacía que cada uno recobrase sus posesiones o su libertad si la había perdido, no se podía trabajar la tierra durante ese año, y se perdonaban todas las deudas. Era un año de confianza plena en Dios, Él daba a cada uno lo suyo y devolvía a la familia al estado originario … era un volver a comenzar.
El auténtico jubileo cristiano (la verdadera felicidad) es el mismo Cristo. Él nos devuelve a nuestro estado original, nos reconcilia con Dios. Es un jubileo cristiano cada vez que nos confesamos, regresamos a la amistad con Dios y con los demás, que con nuestro pecado habíamos oscurecido. Gracias a Dios no hay que confesarse sólo cada cincuenta años.
La fuente de la misericordia de Dios, abierta en el costado de Cristo en la cruz, es inagotable; por eso, los cristianos andamos jubilosos todos los días. El cristiano está siempre en camino, hacia la eterna felicidad, y puede hacer y rehacer su vida una y otra vez. Cuando lleguemos ante nuestro Padre Dios le presentaremos los frutos de nuestro amor.
“Oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus ayudantes: Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él”. A Herodes le corroía la culpa. El haber matado a Juan Bautista hacía que no pudiese vivir con júbilo.
Quien quita la vida (terroristas, asesinos, pseudomédicos o tiranos) no puede hacer nada por devolverla. Es el anti-júbilo. Las madres que abortan, por ejemplo, saben que nunca podrán volver a tener a ese hijo. Por eso, al que de verdad se arrepiente, toda su vida se convierte en expiación. Pero muchos deciden acallar la culpa, no pensar en eso y, por lo tanto, tampoco pensar en el perdón. Ocultándose tras ideologías, sentimentalismos o sinrazones pretenden que nadie les perdone pues “nada hay que perdonar”.
Le pedimos a nuestra Madre la Virgen que nos ayude a vivir jubilosos, que renovemos nuestra práctica del sacramento de la Misericordia, y así podamos vivir la felicidad de los hijos de Dios.
Querido hermano:
Personas rectas que no tienen miedo de ir a contracorriente, que no roben la esperanza, que no nos dejemos llevar por propuestas de valores pervertidos. Debemos ir a contracorriente, que tengamos el orgullo de ir a contracorriente ante una cultura que nos lleva a la muerte, que construyamos la cultura de la vida, que apostemos por la verdad, por el bien, por la belleza, por el cuidado de los más débiles, por proteger la naturaleza, por una vida sencilla.
Hoy, día de San Ignacio de Loyola, termino con dos frases de él: «El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras» y «Cuanto más nuestra alma se desapegue de las cosas, más cerca estará de nuestro Creador».
Rezamos cada día, el Santo Rosario Junto a la Virgen Madre nuestra Maria. Le pedimos por la Paz en el Mundo. Por los niños que son maltratados. Por las madres maltratadas por sus Esposos. Y por las almas del Purgatorio.
Tu hermano en la Fe. José Manuel.
Leia hoy:»El suicidio causa mas muertes que las guerras y los homicidios»…y… ¿1 de cada 100 muertes lo son por suicidio?… no lo puedo creer, no estoy preparada para asumir esa información sin hacer nada, ni decir nada, ni rezar por los que así acaban con sus vidas.
Considero la grandeza de la vida concedida gratuitamente por Dios, y miro a la naturaleza humana participación de la divina, y contemplo el misterio infinito de la filiación divina, y percibo el misterio de la salvación obtenida por Jesucristo en la Cruz para todos… y, frente a estas verdades de fé veo la terrible realidad del suicidio.
Me quedo muda ante el sagrario y le pregunto a Él:¿qué puedo hacer? ¿tienen para mí nombres y apellidos? ¿conozco el dolor de esas almas? ¿soy capaz de mirarles a los ojos con la mirada del Amigo que nunca falla?.
En mi exámen te digo :»Gracias, perdón y ayúdame más». Y tú, Madre, protégeme bajo tu manto, y acoge también a todos los mas necesitados de tu ternura.
Gracias Selir. Tu nos ayudas siempre, con Ti Misericordia, sin discriminamos y Dándonos Tu perdón y Amor
Gracias Señor