Dios actúa de formas que no acabamos de comprender, está claro que Dios actúa en nuestra realidad, que está presente en lo que nos pasa, que está presente a nuestro lado en lo que necesitamos, pero a la vez que su presencia es sutil Lo vemos en el relato del libro de Samuel, David tiene en su poder a Saúl, puede acabar con él, puede proclamarse rey, hacerse con el poder, sin embargo decid actuar de otra forma, decide mostrarle a Saúl que, pese a ver tenido ocasión de matarle, pese a haber tenido ocasión de acabar con él, su fidelidad le impide actuar contra él, David le ruega que no crea a los que pretenden acabar con él, a los que han llenado la mente del rey con mentiras, David le demuestra con hechos que no pretende usurpar el trono, que le es fiel. Saúl conmovido por las palabras de David y por su ejemplo reconoce su error y reconoce la valía de David, profetizando incluso que será rey y que será un gran rey.

Si todo se hubiese dado como es razonable, seguramente David hubiese usurpado el trono, habría acabado con Saúl y la historia hubiese sido completamente distinta, de otra manera, pero con total seguridad no hubiese sido la del Rey David que conocemos.

Y en el evangelio, Jesús nos da otra muestra más de que Dios hace las cosas de otra manera. Jesús elige a los doce apóstoles, y no sabemos porqué, no aparecen razones en el texto, no se enumeran sus cualidades, no son personajes sobresalientes de la época, son casi unos pobres hombres,  que no entenderán muchas cosas de las que Jesús hacia, que dudarán de él, que huirán en el momento de la angustia, incluso le traicionarán… sin embargo Jesús los escogió y con la fuerza del resucitado cambiaron el mundo.

Ponte pues en manos del resucitado y cree que es posible que sane tus heridas, y cree que es posible la felicidad, y cree que es posible que el amor de Dios, que con su mano misteriosa recorre nuestros caminos, nos lleva en brazos, nos alienta y nos sostiene y nos lleva hacia Él.