Al meditar al filo de noche sobre las lecturas de hoy me ha venido a la mente esa frase que tanto usan los chavales, los adolescentes para hablar de los amigos, suelen llamar a los amigos la familia que se elige, y verdaderamente, en el trasluz de las lecturas de hoy podríamos afirmar que no están tan desencaminados.

En la primera lectura David llora la muerte de Saúl y de Jonatán, especialmente la de Jonatán al que considera su verdadero, en una expresión que para nosotros parece, cuando menos exagerada, David señala que su amor (el de Jonatán por David) era más maravilloso que el amor de la mujeres. San Agustin en las Confesiones narra como la muerte de un amigo suyo cuando era joven el supuso verdaderamente un trauma, una pérdida atroz.

En la otra cara de la moneda en el evangelio, vemos como Jesús, agobiado por la gente, probablemente exhausto ante tantas demandas, ante tantas peticiones se encuentra, como premio, la incomprensión de su familia. Así es la interpretación más común de este texto en el que Jesús aparece una vez más como el incomprendido. Parecería que su familia se avergüenza de Él. Que duro encontrarse en esa situación, cuantas vidas  he visto truncadas porque en el entorno familiar uno encuentra reproches, se siente a la intemperie.

Sin embargo no hace mucho que leí una interpretación que me convenció más, sino recuerdo mal de Elisa Esteve, que sostiene que el texto original dice que Jesús estaba «fuera de sí», es decir, desbordado por las circunstancias, sin comer, sin descansar, entregado a su labor hasta descuidarse y que la familia habría ido a «rescatarle», no avergonzada, no dudando de él, sino todo lo contrario, preocupada por su salud, preocupada por su integridad física.

Jesús, como David, como usted y como yo, necesitamos de espacios para respirar, necesitamos cerca personas benéficas que nos tranquilicen, que nos acojan, que no nos juzguen, personas con las que ser realmente nosotros mismos. La familia y los amigos son nuestro verdadero hogar, el lugar de nuestro reposo y tal vez hoy sea un buen día para darle gracias a Dios por nuestra familia, por nuestros amigos, por su mano tendida.