Se ve que Juan el Bautista tenía buena fama, por que dice el evangelio que cuando la fama de Jesús se extendió y llegó a oídos de Herodes (que aunque fuese de un país pequeño era rey) éste pensó que se trataba de Juan el Bautista y otros lo ponen al nivel del mismísimo Elías.

¿De dónde viene la fama de Juan? Recordamos el elogio que Jesús le dedica también en el evangelio: “no ha nacido de mujer uno mayor que él…”

La buena fama de Juan el Bautista fue servida en bandeja de plata a una mujer malvada por un rey corrupto. Para Juan el bautista la Verdad era más valiosa que su buena fama. Hoy en día muchos cristianos tenemos una tentación muy poderosa que es la de querer caer bien a todo el mundo … incluso a costa de la verdad. No queremos desagradar y lo peor es que disfrazamos esa cobardía de misericordia. Callamos verdades molestas aterrorizados por la posibilidad del rechazo y la burla. Juan hubiera conservado la cabeza y la buena fama de que gozaba, incluso ante el mismísimo rey, si no hubiera sido tan rígido. ¿Quién era él para juzgar? Juan, lo políticamente correcto hubiera sido decirle a Herodes que tener a la mujer de su hermano estaba bien, ¿o es que no tiene uno derecho a ser feliz y a rehacer su vida?, ¿por qué te metiste en camisas de once varas? Mira que le caías bien al rey, ¿no podías haber sido un poco más tolerante?

Otros cristianos tienen otra tentación o quizá manía: la de ser pepito grillo constantemente. Uno tiende a pensar en Juan el Bautista como alguien áspero, severo, austero y no sé cuantas cosas desagradables más, pero no debía ser así. Era apreciado en la frívola corte del rey Herodes y este lo escuchaba con agrado. Además de sabio debía ser un hombre de trato amable y con poca tendencia a escandalizarse facilmente.

En definitiva, el cristiano equilibrado sabe cómo amar al prójimo como a sí mismo y a la verdad como a su propia fama.