Cualquier católico afirmaría sin pestañear que la Biblia es la Palabra de Dios y es verdad, pero no toda la verdad. Un libro no es la Palabra de Dios, una Persona es la Palabra de Dios. El Catecismo de la Iglesai Católica nos dice: «La Tradición y la Sagrada Escritura ….una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos «para siempre hasta el fin del mundo» La Iglesia «no solo de la Escritura saca la certeza de todo lo revelado», debe también atender a la Tradición… que «transmite lo que [los apóstoes] recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús (la Palabra, añadido) y lo que aprendieron por el Espíritu Santo.

Por eso hoy San Pablo habla a los de Corinto de «lo que os transmití». Cada uno tiene su fe, yo tengo mi fe, tú tienes tu fe, esto es lo que tú crees, esto lo que creo yo. Ni tu fe ni mi fe son relevantes. La Fe de la Iglesia transmitida desde los apóstoles es la que importa. La fe que te va a salvar es la fe de la Iglesia. La fe es algo recibido, no algo construído o fabricado por mí, ni hecho a mi medida.

Hoy nos ayuda la imagen de Pedro sacando una red impresionante de peces del agua. La pesca solo ha sido posible cuando se ha hecho siguiendo la orden del Señor, su propia pesca había sido infructuosa. Así ocurre también en la Iglesia, nos podemos pasar horas y dias y meses y años tratando de pescar en las aguas del mundo y no sacaremos nada, solo si echamos las redes en las aguas que el Señor nos indique nuestra pesca «de hombres» es abundante.