PRIMERA LECTURA
Todos pensaban y sentían lo mismo.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 32-35
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
Palabra de Dios.
Sal 1, 1-2. 3.4 y 6
R. Su gozo es la ley del Señor.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.
SEGUNDA LECTURA
El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra.
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5,7-8. 11. 16-17
Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.
Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso.
Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 15, 9b. 5b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Permaneced en mi amor – dice el Señor -:
el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante R.
EVANGELIO
Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15. 1-7
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará».
Palabra del Señor.
«Esto os mando, que os améis unos a otros»
El amor es el arma de reconstrucción masiva más importante, y es el único mandamiento que procede de Cristo.
«Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado». Todos los demás mandamientos nos tienen que ayudar a amar más y mejor.
Pedro, que había escuchado de boca de Jesús el mandamiento principal, en su Primera carta, capítulo 4, versículo 7-8, nos dice: «Ante todo, amaos intensamente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de muchos pecados».
«Ante todo» es por encima de cualquier otro precepto. No anteponer nada al amor, pues en palabras de Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Pablo a los Romanos nos dice: «Con nadie tengáis deudas, a no ser la del amor mutuo, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley»; está en Romanos 13, 8.
También podéis buscar: Romanos 12, 9-10 y Efesios 5, 1-2. Son unos pequeños ejemplos de lo que supone el amor desde las primeras comunidades cristianas. A partir de ese momento, surgió la necesidad de regular la vida cristiana, y no es malo, pero los demás mandamientos intentan asegurar el mínimo en relación a Dios, a los demás y a nosotros mismos.
El amor debido al Otro, con mayúscula, a los otros y a nosotros mismos. La moral de mandamientos no es el ideal supremo, lo sabemos, y lo explico con un ejemplo.
Hay mandamientos cuya formulación es en negativo: «No matarás».
Es claro que el mandamiento está persiguiendo el mínimo: matar es malo, o para amar a Dios hay que celebrar la fe, al menos, los domingos. Sin embargo, el verdadero amor no se mueve por obligación, que me prohíbe, o por el cumplimiento.
Por eso, el amor me va a decir que no solo no he de matar, sino que he de cuidar, proteger, sanar, acercarme al necesitado.
«Ama y haz lo que quieras». Reza cada dia el Santo Rosario con la Virgen Maria, la Reina del Cielo, y Madre nuestra. Pide que interceda por nosotros. Y por la Paz en el Mundo: Tu hermano en la fe: José Manuel.
15/05/2022 – Domingo de la 5ª semana de Pascua. San Isidro, labrador.
Las lecturas de hoy, San Isidro, labrador, que nos ponen aquí, no tienen nada que ver con lo que han leído.
¿¿Sólo hay UNA SOLA persona que comenta, TODOS LOS DOMINGOS, las lecturas?? Por sus horarios, pienso que se debe de tratar de un religioso pero, a veces, es tan o más interesante leer las opiniones de los discípulos que de una persona archi convencida. No entiendo muy bien a qué corresponde el enviar un comentario….
Muchas gracias. Brigitte
Pues ¿qué importan los comentarios de los demás??
Hola Brigitte, quien quiera, puede comentar. El de hoy de Jose Manuel no corresponde al evangelio de hoy. Posiblemente el es miembro del equipo que mantiene este portal.
Saludos
Uno de los dones del Espíritu Santo que más valoro y necesito, en algún momento, es el santo temor de Dios.
Que no es tener miedo a Dios, no confundas la preposición, como si se tratara de correr espantado por ver un fantasma; o de crecer siempre con la idea de un Dios que nos persigue y no deja de sospechar de nosotros y, a la mínima, nos castiga.
En esta cuestión, te invito a que leas con detenimiento el Libro de Job. Las alianzas que hemos trazado con Dios, desde Abraham hasta la alianza de nuestro bautismo, y la que cada día renovamos en la Eucaristía.
Lo único que nos pide el Señor es que aceptemos sus mandamientos, es decir, aquello que hemos de cumplir no por obligación, sino porque Dios, como buen Padre que es, no quiere que nos lastimemos y sabe que cuando no cumplimos su voluntad, expresada en unos mandamientos, nos hacemos daño.
Cuando el Buen Pastor sale tras la oveja perdida no lo hace enfadado, porque la oveja haya incumplido unas leyes; el Buen Pastor va preocupado, porque sabe que fuera del rebaño, la oveja se puede lastimar y puede incluso, exponerse a peligros que pongan en riesgo su vida. Por eso, el Señor nos pide cumplir los mandamientos y amarle.
Pues bien, asistimos nuevamente a la desproporción y generosidad de Dios: nosotros le damos un poquito, el Señor lo multiplica en dimensiones enormes; el Señor nos pide cumplir los mandamientos y amarle, y Él nos ama, se nos comunica y hace morada, es decir, se queda con nosotros.
Rezamos con nuestra Madre del Cielo y tierra, el Santo Rosario cada día. Pedimos que interceda por nuestra, salvación en el día de nuestra muerte, y por la Paz en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Buenas tardes queridos hermanos en la Fe, en la Esperanza y la Caridad!
Para aprender a Amar y a madurar en la Fe puede ayudar meditar frecuentemente el Magisterio del Santo Padre:
LUMEN FIDEI, GAUDETE ET EXSULTATE del Papa Francisco
SPE SALVI, DEUS CARITAS EST del Papa Emérito Benedicto XVI
VERITATIS SPLENDOR de S. Juan Pablo II.
Feliz Pascua!