«La mies es mucha y los obreros pocos, rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies»

Es casi como un lema del dia del Seminario. Cuando oímos «rogad al dueño de la mies…», nos sentimos impulsados a rezar por las vocaciones sacerdotales. Los obreros de la mies tienen que ser «profesionales». ¿Es así?

Nada en el evangelio invita a pensar que el contexto es el de una llamada a unos pocos. Más bien lo que se aprecia es el deseo del Señor de que todos los discípulos, no solo los apóstoles, se sientan interpelados por la magnitud de la tarea y la escasez de obreros. Cuando el Señor dice de la multitud que andan «como ovejas sin pastor» no está diciendo que les faltan curas y obispos. Dice que no hay quienes les guíen, les enseñen el evangelio y les muestren el Reino de Dios. Y eso lo hacen los obispos y sacerdotes de una manera que es específica de su ministerio y cualquier cristiano, que es un discípulo de Crsito y está llamado a dar testimonio, y hacer otros discípulos.

¿Qué tal si en vez de pensar «voy a rezar por las vocaciones sacerdotales», cada discípulo que lee y medita el evangelio no piensa, «voy a rezar por las vocaciones sacerdotales y le voy a preguntar al Señor: ¿qué quieres que haga yo?»