Hoy en la lectura continua de los Hechos que estamos haciendo (muy interesante e importante, el Papa Francisco siempre nos recomienda a los cristianos leer y releer los Hechos de los Apóstoles), aparece san Esteban. Predicaba en griego, y entre los judíos de lengua griega suscita las mismas incompresiones y los mismos recelos que causó Jesús. «No es el discípulo más que el Maestro», había dicho este.

Sin embargo, Esteban no calla, y su rostro parece el de un ángel. Fruto de la gracia, fruto de aquella bienaventuranza: «Bienaventurados vosotros cuando os persigan y os calumnien por mi causa…». Hoy debemos creer lo mismo y hacer lo mismo.

«La obra que Dios quiere es esta, que creáis en el que ha enviado». No tenemos que preocuparnos por demasiadas cosas: por creer, y por dar gratis lo que hemos recibido gratis. La gracia del Señor acompañará y hará el resto.