Hoy es un buen día para los sacerdotes. Día de fiesta, el día del trabajo, pero no precepto, así que podré celebrar una sola Misa (tal vez dos), pero tranquilamente. El otro día una mujer me decía: “Pero nos han quitado San José obrero”. No nos lo han quitado, es hoy, pero ni fue precepto antes ni es precepto hoy, horario de Misas de diario.

Es curioso que el día del trabajo no se trabaje, sería como celebrar el día de la alcachofa comiendo pollo…, pero así están las cosas. Vivimos en un mundo con mucha ideología, mucho slogan o viral en tik-tok que se convierte en algo importantísimo. Sí no aceptas los preceptos de la nueva sociedad te vuelves antidemocrático, homófobo, dictatorial o anti sostenible, es decir, despreciable. Hoy he estado buscando en la puerta de la parroquia al guarda de seguridad que pidiese la afiliación política de los que entran, o su pasaporte para saber su nacionalidad, o, por lo menos, su partida de bautismo para saber que son católicos…, y no he encontrado a nadie encargado de esa función. Si fuese a un sindicato, a un medio de comunicación, a la sede de un partido político, a una gran empresa…, alguien me preguntaría que a donde voy y a quien voy a ver; en la parroquia no y está el más importante bajo cielos y tierra.

“En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.”

Quien entra a la parroquia suponemos y creemos que viene buscando a Cristo, el buen pastor (excepto el de Amazon que viene siempre buscándome a mi), y tiene la puerta abierta. Pero quien quiera entrar por la puerta para transmitir una ideología, a sí mismo o unas ideas políticas, sociales o económicas…, se equivoca de medio a medio. Al Sagrario venimos a encontrarnos con Cristo no con las ideas o tendencias de nadie. Hace ya bastantes años tuvieron que cambiar a un párroco pues estaba obsesionado con el presidente del gobierno, que malo era muy malo, pero no tanto como para centrar en él cada homilía. Todos los grandes imperios actuales, esos que se dice que “han venido para quedarse,” pasarán y Cristo continuará.

Pidamos buenos pastores, según el corazón de Cristo. Ya habrá expertos – o no-, que nos hablen del cambio climático, de la contaminación por plásticos, de los transgéneros o de los transeúntes, de la economía mundial o de la hidrografía municipal…, que nuestros pastores nos hablen de Jesucristo y ojalá esos “expertos” sepan seguir al buen pastor.

“El ladrón no entra sino para robar y matar”, que nosotros sólo dejemos entrar al que trae vida y vida abundante.

Que nuestra Madre la Virgen nos ayude a tener un corazón como el de Cristo. Y si hoy te acuerdas de tu sacerdote que no sea para darle trabajo, invítale a un aperitivo o, aun mejor, reza por él, y que tenga un día tranquilo para poder rezar y escuchar la voz del buen pastor. Hasta San José obrero tendrái un día un poco más libe.