¿Qué es guardar mandamientos y palabras? ¿Es sólo recordar? ¿Es llevar a la práctica?

Una pista nos la da el Evangelio: «todas estas cosas [todo lo que sucedía, veía y oía] María las guardaba, meditándolas en su corazón». No simplemente recordaba, no sólo trataba de hacer lo que le decían o de comportarse según se le pedía. La expresión «guardar las cosas en el corazón, meditándolas», parece expresar más el «hacerlas suyas», «dejarse transformar» por todo lo que pasaba, por lo que veía, por lo que oía y darle significado a su vida con todo ello.

La Revelación de Dios no consiste en proporcionar información a los hombres sobre el más allá. Dios se ha revelado al hombre entrando en una relación con él, una relación de Amor, en la que el corazón «guarda» todas las cosas importantes, no para almacenarlas, sino para que esa relación crezca y se haga más profunda. ¿Cómo llegamos a conocer de verdad a las personas que amamos? En una relación en la que el corazón, nuestro interior, nuestra intimidad se afecta totalmente por la presencia de la otra persona.

«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él»