¿Qué va a ocurrir para que Jesús diga que si le amáramos nos alegraríamos de que se vaya? La única explicación posible es que al irse se inaugure un tipo de Presencia mayor y mejor que la de tenerle en carne mortal. Y realmente es así. Tras irse al Padre, Jesús envía el Espíritu Santo y se inaugura un tipo de Presencia mejor y mayor que la de tenerle en carne mortal entre nosotros.

Ahora no somos nosotros los que tenemos que ir (en el espacio y en el tiempo) al encuentro de Jesús. Ahora su Presencia viene con nosotros, allí donde vamos y en el tiempo que vayamos, sin límites. Y su Presencia es poderosa.

En el hospital, muchos enfermos al verme, se llenan de alegría y exclaman: ¡Gracias por venir!. No me lo dicen a mí, se lo dicen a Quién llevo en una cajita de metal. Una vez me impresionó una señora que estaba muy mal y además muy sola, muchos días ingresada: «Gracias, Señor, por acompañarme!.

Las despedidas y las separaciones son dolorosas, pero en este caso a un gran dolor sigue una gran alegría, y paz. Mucha paz.