No tenemos forma de imaginar cómo ha amado el Padre al Hijo, pero si sabemos cómo nos ha amado el Hijo a nosotros; solo tenemos que mirar a la Cruz y quedarnos contemplando. El amor no es una emoción. Qué equivocados andamos en esto. Creemos que el amor es algo que se tiene que sentir y que si no se siente es que no hay amor. De ahí tantos fracasos y fracaso es igual a tristeza, antes o después. No, el amor no es una emoción, el amor es una decisión. Es impresionante pensar que Dios, de alguna manera, ha decidido, pase lo que pase, eternamente, amarnos. La prueba la tenemos en Jesucristo. La Cruz es un amor sin vuelta atrás. La Cruz no es un un poco de amor, o amor por una temporada, o un te amo si me correspondes. La Cruz es un amor incondicional, exclusivo y para siempre.

Dice Jesús que si guardamos sus mandamientos permaneceremos en su amor. Yo quiero estar cerca de este amor para siempre. Yo no voy a guardar mandamientos para que Dios me ame. Guardaré los mandamientos POR QUE Dios me ama.