Jesús nos llama amigos en contraposición a siervos. Un amo no da la vida por sus siervos (mas bien se espera que sea el sirvo el que, eventualmente, de la vida por su amo). Hay muchos grados en la amistad, desde el mero compañerismo hasta la verdadera unión de almas. El que Jesús nos llame amigos pretende mostrarnos el extremo al que llega su amor por nosotros, pero no nos iguala a El. Jesús da la vida no por «oficio» sino por la única razón de su amor por cada uno de nosotros, es decir, por que le merecemos la pena. Es asombroso que Dios me quiera así.

«Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando». Esta frase disipa cualquier confusión acerca de lo que significa la amistad con Jesús. Un amigo mio le suele decir a su hijo «somos amigos, pero no colegas». Por eso Jesús dice, «sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando» y «no sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quién os ha elegido, y os he destinado…» Hay una jerarquía en la Amistad.

Para que no nos quede duda de que la amistad no disminuye en nada por no estar los amigos en el mismo plano dice Jesús : «…lo que pidáis al Padre en mi Nombre os lo dará». En casa de mi mejor amigo yo soy como un hijo más y él es como un hijo más en mi casa.