Construir no es fácil, y en España es muy caro. Mientras construíamos la anterior parroquia en la que estuve financiamos una parroquia en África que costó menos de una décima parte que la de aquí.

Primero te tienen que hacer un proyecto, que todo cumpla la normativa, conseguir los permisos del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid, de medio ambiente, de bomberos, geológicos, logísticos y estructurales y en medio de todo eso buscar la financiación para pagarlo y adjudicar la obra a una empresa que quiera hacerla por el precio que marcas. Después de todo eso, algo más de un par de años, puede comenzar la obra. Y los comienzos son desalentadores, has pagado ya un montón de dinero y tienes que pagar un montón más cada mes y ves que llegan excavadoras y camiones y empiezan a hacer un agujero enorme y llevándose la tierra. Pagas un montonazo de dinero y cada día, en vez de tienes más, tienes menos…, es desesperante. Y de pronto llegan unas grandes filas de hormigoneras que van rellenando ese vacío con hierros y hormigón para hacer una gran plataforma. ¿Lo vacían para llenarlo? Una estupidez, pero si no se ponen unos buenos cimientos no se puede construir encima y todo se vendrá abajo.

“El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca”. La roca es el mejor cimiento, pero em ocasiones para llegar a la roca hay que quitar toda la arena que se acumula encima. Con unos buenos cimientos no hay que temer a nada que te pueda pasar ni en la vida ni en la muerte.

Lástima de los que por pereza, desinformación o prisas construyen sobre arena. Me asombra ver personas, católicas de toda la vida, que en estos días de mundial se saben de memoria la alineación de 14 selecciones de fútbol, pero desconocen cuántos son los sacramentos o los mandamientos de la Iglesia. Sin duda el fútbol tiene mejor prensa que la fe. E incluso vienen a Misa cada domingo (llegando un poquito tarde y salen corriendo como alma que lleva el diablo), dicen “Señor, Señor” …, pero no crecen en santidad. Ante cualquier problema ya piensan que el Señor los ha abandonado, ¡Con todo lo que yo he hecho por Dios! Y la casa se empieza a derrumbar y su ruina fue grande.

“Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua”. En adviento esperamos la segunda venida de Cristo. Estamos en tiempo de buscar la piedra, al mismo Cristo sobre la que Él construirá su edificio. Al principio puede parecer desesperante, parece que sólo me quitan cosas y en vez de avanzar retrocedo. No te desanimes. Un día llegarán las hormigoneras de la Gracia de Dios recibida, comenzará a construir y te asombrarás de las maravillas de Dios.

María tiene el papel de maestra de obras en este proyecto. Nos va diciendo qué quitar y dónde fortalecer más el terreno y así pueda llegar el divino arquitecto. Déjate guiar por ella, no por tus prisas en terminar.