Santiago 1, 12-18; Sal 93, 12-13a. 14-15. 18-19; San Marcos 8, 14-21

Billy Wilder, Marilyn Monroe, Tom Ewell, Oscar Homolka, Carolyn Jones, Evelyn Keyes, Sonny Tufts, Robert Strauss, Marguerite Chapman, Victor Moore, Donald MacBride, Carolyn Jones nunca se debieron leer la carta de Santiago (que, por cierto, Lutero no consideraba como canónica y no aparece en la Biblia Luterana, así que no es extraño). ¿Quiénes son todos esos personajes? Son el director y los actores de la famosa película “La tentación vive arriba” (aunque el título original poco tiene que ver con la traducción) que “inmortalizó” a Marilyn e hizo a todas las mujeres tomar precauciones ante las rejillas de los respiraderos del metro.
“La tentación vive arriba”… Podríamos pensar alguna vez que las tentaciones nos acechan continuamente y, claro, como uno no puede ganar todas las batallas acabo cayendo, al menos, en alguna. Incluso algunos piensan que Dios manda las tentaciones como si tuviera un afán irrefrenable de vernos humillados: parece que vivimos rodeados de tentaciones, arriba, abajo, por los lados y que nuestra vida es una continua lucha en la que tenemos todas las de perder.
“¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís?” Los discípulos están preocupadísimos por la falta de pan, han visto los milagros de Jesús pero siguen pensando mundanamente, sin confiar más que en sus propias fuerzas. Los que viven agobiados por las tentaciones se parecen a los discípulos, no acaban de confiar en la gracia de Dios sólo confían en sus propias fuerzas e incluso malinterpretan a Dios o no le entienden.
“A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce”. Cuando salgo a dar un paseo por el campo con un amigo biólogo el paseo es apasionante (bueno, a veces mi amigo se pone un poco pedante y aburre hasta a las ovejas) pues se fija en cada planta, animalillo, gusanito o árbol que hay a lo largo de nuestro camino. Es lo que se llama “deformación profesional”, para mí todo son plantas y bichos, para él son coleópteros, y los claveles son “Dianthus semperflorens”. Algunas veces podemos tener “deformación profesional” con las tentaciones: todo nos parece una tentación, se nos va la vista, el tacto, el oído o la lengua y parece que ya tenemos entablada la lucha. Procura tener “formación profesional”, es decir, descubre la maravilla de la gracia de Dios, de los dones que nos concede cada día, de las maravillas de la creación. Así no te pasarás la vida “luchando contra molinos de viento” sino disfrutando de todo “don perfecto” que, ése sí, “viene de arriba”, y descubriendo que “cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene; cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia”. “¿Y no acabáis de entender?”, Dios no quiere que luches en vano, Santa María sabía que la gracia de Dios actuaba en ella y era dócil al Espíritu Santo. Pídele que te enseñe.