Santos: Dámaso I, papa; Eutiquio, Victorico, Fusciano, Trasón, Ponciano, Pretextato, Genaciano, Segundo, Zósimo, Pablo, Ciriaco, Genciano, mártires; Bársabas, presbítero y mártir; Sabino, Benjamín, Paulo, Fidel, Masona, obispos; Daniel estilita, monje; Martín de San Nicolás y Melchor de San Agustín, beatos, mártires de Japón.
Con él comienza la época de oro del episcopado emeritense, según nos consta por la obra «Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium». De origen griego y médico de profesión llega a Mérida. Varón virtuoso, que se distinguió por su humildad y mansedumbre. Fue consagrado obispo para la sede emeritense a la que le proporcionó un período de tranquilidad. Como agradecimiento de la intervención quirúrgica de una matrona le declaran único heredero de sus bienes. Antes de retirarse al cenobio de Santa Eulalia, puso como sucesor suyo en la sede episcopal a su sobrino Fidel.