Ayer fue un día “normal”. Me levanté temprano, abrí la parroquia, recé, celebré la Santa Misa, limpié la terraza, tomé un café con los de la segunda Misa del día. Durante el café me enteré que un chaval que tenía ayudando en la parroquia, ahijado de confirmación, que hacía poco había salido de un centro de menores y que tiene un hijo de cinco años (él 21), había cometido un delito y le habían detenido. Voy a cortarme el pelo (el poco que me queda) y mientras hago unas gestiones para enterarme qué ha hecho este chaval. Delito grave, al estar en libertad vigilada seguramente vaya a la cárcel (en una semana obtenía los papeles de residencia, ya va a ser que no). Voy a un retiro y a ver a mi director espiritual, aunque antes me da tiempo a comprarme unos pantalones que los que tengo están muy gastados. Rezo, veo sacerdotes y hablo con ellos. Me llama un chaval que hace dos días quería moririse diciendo que ha encontrado trabajo y está muy contento y agradecido a la parroquia. A la vuelta hacia casa me avisan que el joven por el que os pedí oraciones hace una semana y que estaba en franca mejoría (confesado y con la absolución), ha empeorado. Me acerco al hospital, le vuelvo a dar la absolución aunque está sedado.Según vuelvo hablo con la técnico de libertad vigilada que lleva a mi ahijado, y después con su familia que no está nada contenta con él. Llego a la parroquia y me encuentro un amigo misionero que acaba de llegar de Benín y tomamos un café. Llega otro chaval a contarme que su vida es un asco…, se alarga el café. Busco un rato para rezar. Llegan al despacho parroquial cuatro expedientes matrimoniales, una intención de Misa y dos bautizos. Charlo un rato con el sacerdote que ha celebrado la Misa de la tarde y saco al perro. como es un cachorro a todo el mundo le gusta, así que me da oportunidad para hablar de la parroquia y cuestiones de fe en el parque. Ya sin nadie rezo un rosario paseando. Llego a casa y rezo otro rosario, pero es que ese no es mío y me pongo a escribir el comentario… y ayer ya es hoy, en breve me iré a dormir. Entre medias han pasado otras cosas no menos interesantes e importantes, pero casi he llenado el folio. Tengo 16 correos sin contestar y ya ninguno es de publicidad, se hará mañana. Además el sacerdote que está conmigo en la parroquia no ha tenido un día más tranquilo. ¿Somos ejemplo de algo? No lo creo, sólo somos sacerdotes.

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.» Hoy es Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote. Me da mucha tristeza cada vez que veo noticias en que parece que ser sacerdote es un ser amargado, castrado o perverso. Creo que cada sacerdote que conozco pierde su vida por lo que Dios quiere en cada instante, y no lo hace porque le toca, sino porque es lo que haría Cristo. Y mañana tendrá su afán. Pero nos hace falta vuestra oración. El sacerdote o es Cristo o no es nada. Podrá moverse, o estar impedido en una silla de ruedas, y será Cristo que actúa. Rezar por los sacerdotes que falta nos hace y que sepamos gastar la vida, subir al calvario, para ganarla. ¿Juzgas a tu párroco? Tal vez sea que le hace más falta tu oración que tu crítica. Los sacerdotes tenemos un don y un encargo que nos supera y no podemos llevarlo solo. Así que hoy os pido, por favor, que recéis por todos los sacerdotes. La Virgen, madre de los sacerdotes, ya lo hace. O nos entregamos o no somos Cristo. Voy a dormir.