Ayer por la tarde hablaba con un amigo que, cosas de la vida, hace unos mese le amputaron una pierna. de joven su vida ha sido más ajetreada y Dios estaba un poco arrinconado. Ahora va haciendo lo que puede, pero lo de salir a la calle todavía es una aventura. Y me decía con gracia asturiana: “Antes me regañaban todos por que no iba a Misa, y ahora que quiero que me lleven resulta que nadie va.” Es un poco exagerado, pero es verdad que parece que cuesta mucho ir a Misa. Cuando es verano porque hace calor, cuando es invierno hace frío, en otoño es muy temprano y en primavera demasiado tarde. Yo creo que el que no va a Misa, al menos los domingos, pues él se lo pierde.

«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»

Ella le contestó:

-«Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

La fe se manifiesta en el sí creo. No se pesa, ni se mide no se embala. Eso de yo tengo más fe que Fulanita nunca llegaré a saberlo. Pero si uno dice que es cristiano, que cree en el hijo de Dios encarnada, que se queda en las substancias del pan y del vino y así está verdaderamente presente de forma sacramental y real en el Sagrario, que se nos da como alimento del cuerpo y del alma, es decir, si uno se dice católico: … ¿qué narices hace montando en bici a la hora de estar con Cristo?. Pero así somos muchas veces. Decimos una cosa con la boca y hacemos la opuesta. No me vale lo de que el cura sea un rollo, un golfo o un lamefarolas…, si consagra allí está Cristo y tú no estás donde está Cristo. Tampoco me vale lo de que son más importantes otras cosas. Marta podía haberle dicho a Jesús que era más importante ir a consolar a María y dejarse de debates teológicos…, pero Marta sabía que ese rato tenía que estar con Jesús mientras nosotros estamos pensando en que temprano es todavía para levantarse. Tampoco me convence lo de que hay mucha gente que va a Misa para que les vean o para criticar a los otros. también entre los que vieron la resurrección de Lázaro había algunos que luego intentaban darle muerte (y encima lo consiguieron), pero si uno va a Misa no es para hacerlo mal, sino bien, por muy ml que lo hagan otros.

“Éstas son las festividades del Señor en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día.” No está mal tener un día dedicado a Dios y a los demás, seguro que descansas más que peleándote con el mando a distancia. Y si ya vamos a Misa, procuremos cada día participar y estar más metidos en la Eucaristía, con todo el corazón, el alma y el cuerpo.

No está tan mal lo de ir a Misa, allí también está María y donde está la madre siempre se está bien.