Ahora que está mucha gente de vacaciones y hay menos alboroto en la parroquia estoy aprovechando, poco a poco, a preparar la mudanza a la nueva casa parroquial. Voy sacando cosas de cajones y armarios y me doy cuenta que hay un montón de cosas que no uso, así que aprovecharé para tirar bastantes trastos inútiles (espero no tirarme a mi mismo a la basura). La de cosas que uno es capaz de ir acumulando en pocos años. Cosas que han estado dos años en un trastero y no hecho en falta es signo de que son completamente prescindibles. En la vida se acumulan muchas cosas innecesarias pero no solemos acumular cosas peligrosas (bombonas de gas, bidones de gasolina, cepas de virus peligrosos,…), sin las debidas precauciones, esas cosas tiene que estar a buen recaudo.

“El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles”. Tengo un convencimiento que en ocasiones no sienta muy bien: hay gente mala. Sí, en ocasiones pecamos de un “buenismo” universal y no nos damos cuenta que hay partidarios del maligno dispuestos a dejarse la vida por hacer daño a la fe, a la Iglesia, a la buena noticia y -en resumen-, a los hombres. No hay que confundir a los malos con los trastos inútiles, que de esos hay muchos. Personas que no hacen ni bien ni mal y que simplemente molestan y van de un lado a otro al sol que más calienta, sin convicciones ni certezas. Esos molestan pero no van mucho más allá. Pero hay otros que son malos que procuran hacer el mal y lo consiguen. No suelen dar la cara, están ocultos entre el trigo pero quisieran fastidiar toda la cosecha. Estoy convencido que a estos Dios les da muchas más oportunidades de conversión, pero las rechazan, han optado libremente por el Maligno y con él se quedan. Alguna vez me he encontrado con alguna persona mala y os aseguro que es muy desagradable, te dejan completamente desasosegado al ver un corazón tan torcido y complicado.

“Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”. Dios hará justicia, eso lo tengo claro. No se gana nada con amenazar a los malos, hay que rezar mucho por ellos para que se conviertan y vivan, pero también hay que dejarles claro que comparecerán ante el tribunal de Dios. Muchas veces se nos olvida hablar del juicio, pero es una realidad que tendremos que vivir.

Hoy es San Ignacio de Loyola -que gran santo-, así que os dejo con un poco de castellano antiguo y un trozo de los Ejercicios Espirituales, para ver en qué bando queremos estar, y que la Virgen nos ilumine:

 

El quarto día, Meditación de dos banderas, la una de Christo, summo capitán y Señor nuestro; la otra de Lucifer, mortal enemigo de nuestra humana natura. La sólita oración preparatoria.  

[137] 1º preámbulo. El primer preámbulo es la historia: será aquí cómo Christo llama y quiere a todos debaxo de su bandera, y Lucifer, al contrario, debaxo de la suya.

[138] 2º preámbulo. El 2º: composición viendo el lugar; será aquí ver un gran campo de toda aquella región de Hierusalén, adonde el summo capitán general de los buenos es Christo nuestro Señor; otro campo en región de Babilonia, donde el caudillo de los enemigos es Lucifer.

[139] 3º preámbulo. El 3º: demandar lo que quiero; y será aquí pedir conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el summo y verdadero capitán, y gracia para le imitar.

[140] 1º puncto. El primer puncto es imaginar así como si se asentase el caudillo de todos los enemigos en aquel gran campo de Babilonia, como en una grande cáthedra de fuego y humo, en figura horrible y espantosa.

[141] 2º puncto. El 2º: considerar cómo hace llamamiento de inumerables demonios y cómo los esparce a los unos en tal ciudad y a los otros en otra, y así por todo el mundo, no dexando provincias, lugares, estados, ni personas algunas en particular.

[142] 3º puncto. El 3º: considerar el sermón que les hace, y cómo los amonesta para echar redes y cadenas; que primero hayan de tentar de cobdicia de riquezas, como suele, ut in pluribus, para que más fácilmente vengan a vano honor del mundo, y después a crescida soberuia; de manera que el primer escalón sea de riquezas, el 2º de honor, el 3º de soberuia, y destos tres escalones induce a todos los otros vicios.

[143] Assí por el contrario se ha de imaginar del summo y verdadero capitán, que es Christo nuestro Señor.

[144] 1º puncto. El primer puncto es considerar cómo Christo nuestro Señor se pone en un gran campo de aquella región de Hierusalén en lugar humilde, hermoso y gracioso.

[145] 2º puncto. El 2º: considerar cómo el Señor de todo el mundo escoge tantas personas, apóstoles, discípulos, etc., y los envía por todo el mundo, esparciendo su sagrada doctrina por todos estados y condiciones de personas.

[146] 3º puncto. El 3º: considerar el sermón que Christo nuestro Señor hace a todos sus siervos y amigos, que a tal jornada envía, encomendándoles que a todos quieran ayudar en traerlos, primero a summa pobreza spiritual, y si su divina majestad fuere servida y los quisiere elegir, no menos a la pobreza actual; 2º, a deseo de oprobrios y menosprecios, porque destas dos cosas se sigue la humildad; de manera que sean tres escalones: el primero, pobreza contra riqueza; el 2º, oprobrio o menosprecio contra el honor mundano; el 3º, humildad contra la soberuia; y destos tres escalones induzgan a todas las otras virtudes.

[147] Coloquio. Un coloquio a nuestra Señora, porque me alcance gracia de su hijo y Señor, para que yo sea recibido debaxo de su bandera, y primero en summa pobreza espiritual, y si su divina majestad fuere servido y me quisiere elegir y rescibir, no menos en la pobreza actual; 2º, en pasar oprobrios y injurias por más en ellas le imitar, sólo que las pueda pasar sin peccado de ninguna persona ni displacer de su divina majestad, y con esto una Ave María. 2º coloquio. Pedir otro tanto al Hijo, para que me alcance del Padre, y con esto decir Anima Christi. 3º coloquio. Pedir otro tanto al Padre, para que él me lo conceda, y decir un Pater noster.