Siempre hay gente con mucho ingenio o con mucho tiempo libre que son capaces de hacer esas páginas que llaman de “parecidos razonables”. Muchas veces lo hacen para humillar pero a cualquiera de nosotros se nos pondría cierta cara de orgullo si nos dijesen que somos parecidísimos a un actor famoso o a una actriz de éxito. Si nos dicen que predicamos como el Crisóstomo pondremos una sonrisilla lateral y con falsa humildad diremos: “No es para tanto…”, pero por dentro se nos queda ese brote de orgullo. Pero si nos comparan con alguien que no nos gusta o que es estrafalario para nuestra manera de pensar nos sentimos humillados, ofendidos y nos enfadamos. En España somos muy dados a los motes y a magnificar los defectos de los demás. De pequeño me llamaban dirigible porque mi cabeza era bastante grande para mi cuerpo…¡Qué le vamos a hacer!

«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: «Cédele el puesto a éste.» Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»Perdonarme que os ponga todo el texto pero era difícil seleccionar sólo una frase. Si tu eres católico, cristiano ¿Cuál sería tu parecido razonable? Si te dicen que te pareces a Cristo es el mejor piropo que pueden echarte. Y si actúas como Cristo ¿Qué mejor puedes hacer en tu vida?. Si como Jesús eres capaz, por la gracia del Espíritu Santo, de ponerte al servicio de todos, de elegir ser el último…¿tendrías que sentirte humillado o enaltecido? Yo creo que enaltecido aunque para los demás estemos humillados.

“Me encuentro en este dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros”. San Pablo se identificó absolutamente con Cristo, por eso está deseando estar con Él. Para muchos la muerte sería un fracaso, una tragedia, una humillación. Para san Pablo lo humillante es verse todavía lejos de Cristo y está deseando estar donde está su Maestro. Un cristiano que no se va de este mundo con una sonrisa es preocupante. No digo que no duela a los que están alrededor, más si los hemos acercado al cielo, pero a nosotros, aun amando mucho esta vida estamos encantados de ir a Cristo. A lo mejor nos humilla que teníamos que haber hecho más cosas en esta vida…¡pero si cuando estés con Dios ya lo habrás hecho todo! Este mes nos viene estupendamente meditar sobre la muerte, para no temerla, sobre el cielo, el infierno, el purgatorio y el juicio. Toda la vida nos viene estupendamente que nos identifiquemos con Cristo y así, cuando nos humillamos, estamos siendo enaltecidos.

María la mujer humilde es la más enaltecida en los cielos y en la tierra. ¿Mi parecido razonable? Ojalá fuera Cristo.