Esto de la informática es un misterio. Llevo desde el sábado sin poderme conectarme a la página web del Obispado, ni a la página donde colgamos los comentarios. Creí que eso era universal y por lo tanto nadie tenía acceso, pero es una manía contra todos los ordenadores de mi parroquia. Una vez enterado de esto escribí ayer el comentario para mandárselo al webmaster…, pero entonces fue Word el que dejó de funcionar (como Excel, Outlook, etc) y sin guardar nada de lo que había escrito. Nunca me arrepentí tanto de haberme pasado en la parroquia de Mac a Microsoft. Ni antivirus, ni reinicios ni verduras en vinagre. Un ordenador con menos de seis meses y ya va a pedales y dando disgustos. ¡Benditos días de la pluma, tintero y papel secante!
“Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.” Sí que pienso que la humanidad ha tenido un terrible “problema técnico” y ha dejado de ver el pan de vida. 21 siglos de historia de la humanidad unida a Cristo han sido borrados de un plumazo y no han dejado ni una mala copia del archivo en el corazón de muchos hijos de cristianos. El encuentro con Cristo en la Eucaristía se ha convertido en una obligación e incluso algo a evitar en lo posible o, mucho peor, algo que ignorar y despreciar (no hay peor desprecio que no hacer aprecio). Algunos muestran interés por el sacerdote, cuando lo que tienen que hacer es encontrarse con Cristo resucitado en la Eucaristía. Saulo no se encuentra con un gran predicador, ni con un discurso excepcional, se encuentra con Cristo. ¡Cuántos que hacen su primera Comunión no vuelven a Cristo! ¡Cuántos llegan a la adolescencia y se olvidan de Cristo! Ese sí que es un verdadero problema técnico. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”, pero muchos se han empeñado en no creer.
Pero a la vez vemos también como muchos van uniéndose más a Cristo. En muchos sitios se van creando grupos de oración, exposición permanente del Santísimo, momentos para encontrarse con el Señor. El Espíritu Santo es el técnico del mundo, el que irá, con la fidelidad de pocos, cambiando los corazones y al final todo funcionará, con las piezas que quieran formar parte del engranaje de Dios y verán, darán gracias y glorificarán a Dios. Pero hay que ser fieles.
En la parroquia hemos comenzado todas las tardes dos horas de adoración al Santísimo. En ocasiones está sólo el sacerdote al principio, otras veces llegamos a siete…, pero si no se expone seguro que no venía nadie.
Promover la adoración en vuestras parroquias y ser fieles, es la manera más fácil de unirse a María, unirse a Cristo y pasar por nuestra vida un potente antivirus.