Hechos de los apóstoles 20, 17-27

Sal 67, 10-11. 20-21

san Juan 17, 1-1 la

 Ganó el Atlético de Madrid la liga, y el Real Madrid la Liga “Champions”. Me imagino que estaréis hartos de oírlo (sobre todo los del Barcelona), pero no estamos aquí para hablar de fútbol. lo que sí he notado son las consecuencias de la victoria. Lass calles se llenaron de cochse tocando el claxon, gente gritando por las calles y se dirigirían en masa hacia la fuente de Cibeles o la de Neptuno. Y, por último, en los hospitales algunos no se habían enterado a media mañana que el Madrid había ganado la “Champions” con lo cual su alegría estaba bastante matizada, rozando la indiferencia, a pesar de su madridismo. ¿Qué ambiente es mejor? Depende lo que uno busque, unos pensarán que uno es demasiado escandaloso y otros que el contrario es un muermo. Particularmente prefiero el muermo, el fútbol no me quita el sueño y los bocinazos si, y al día siguiente hay que madrugar. He vivido en uno y otro ambiente, pero no he elegido ninguno, luego no sufro por que toquen la bocina ni lo hecho de menos si se hace el silencio.

 “A mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.” Ser sacerdote y ser cristiano no es cuestión de buen ambiente ni de las circunstancias apropiadas. El que busca su vida, su tranquilidad, su ambiente, seguramente siempre encontrará excusas para no evangelizar. No completará nunca su carrera pues, tal vez, nunca la empiece. No hay parroquias o barrios “mejores o peores,” simplemente existen personas dispuestas o no a anunciar el Evangelio, luego cada uno lo recibirá como quiera. “Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.”

 Un sacerdote o un cristiano puede estar en un buen ambiente o en un ambiente pésimo, pero siempre puede anunciar, con la ayuda del Espíritu Santo, el plan de Dios. El resto son excusas o falta de fe. “Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos.”

 Conocer a Cristo no es sólo conocer una doctrina. Es saber que estamos en manos de Dios Padre, con el auxilio y el aliento del Espíritu Santo, en todo momento. Por eso cada cristiano “lleva su ambiente encima.” Quien busca su éxito nunca estará contento, quien busca que Cristo triunfe sembrará, sudará, se cansará, pero jamás desfallecerá pues el que da el incremento es el Señor, aunque nosotros no lo veamos. “ Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.” Y esa es la única vida que importa.

 En el mes de mayo miramos con más asiduidad a nuestra madre la Virgen y nos aferramos más firmemente al rezo del Rosario. Volver, una y otra vez, a contemplar los misterios de la vida de Cristo de Cristo de la mano de María, nos ayuda a entender que Jesús y su Madre estuvieron presentes en todos los ambientes de su tiempo, y allí es donde tenemos que estar los cristianos.