El rey Acaz esta bloqueado ante el inminente asedio de Jerusalén, capital del reino de Judá, por parte de Siria y Efraín. Se está preparando para el asedio porque ha perdido la esperanza, no confía en Dios, su decisión es un suicidio. Isaías intenta persuadirle de su actitud y le exhorta a pedir un signo a Dios que confirme su decisión. El rey se niega con una excusa teológica. Entonces, el profeta anuncia un signo de esperanza para el pueblo: la virgen que está en cinta y le pondrá al hijo por nombre Enmanuel, “El Señor está con nosotros”.

A veces, las personas nos podemos encontrar desesperanzados o incrédulos ante las dificultades graves. Lo veo a menudo con los que hablo en mi parroquia. Una enfermedad muy grave, la falta de trabajo durante largo tiempo y la situación límite de muchas familias, hace que se encuentren en esta situación. Quizás, tú lo estés ahora. No hay que bloquearse y hay que apoyarse en el Señor, está con nosotros. Desahogarse con Él y escuchar. Él siempre responde, y en este caso, vemos que su respuesta va más allá de un conflicto entre reinos. La promesa de un Mesías que salve al pueblo elegido es la señal de Isaías.

Jesús es descrito con los rasgos de este Mesías en este pasaje de Lucas. La garantía del mensaje a María se la da el ángel con el signo del embarazo de su prima Isabel. Además, todo es obra del Espíritu, el poder o la fuerza de Dios. El que ya estaba en el Génesis para realizar la obra de la creación, vuelve a hacerse presente en el momento que se inicia la nueva creación en Cristo.

No es exagerado que nosotros tengamos en ocasiones que entonar el himno de alabanza a Dios creador y rey victorioso del salmo de hoy, porque su respuesta ante los problemas de nuestra vida que nos asedian y ahogan, supere toda expectativa y transforme nuestra vida hasta recrearla.

Tomar la actitud de María, que con su obediencia a la Palabra se nos presenta como el nuevo prototipo ideal de creyente, es la decisión adecuada. Esto nos ayudará a confiar en Dios activamente, no perder nunca la esperanza y a dejarle hacer (“ése recibirá la bendición del Señor”).