Seguimos en el Cenáculo. Son momentos de intimidad. Los apóstoles se sorprenden… El Maestro ¿se está despidiendo? Pero ¿adonde va? Comienza a hablarles de que se va a prepararles sitio. Lo que repite y tiene muy claro es que quiere estar con ellos. Se va, sí, pero no quiere separarse de ellos: Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os levaré conmigo para que donde estoy yo estéis también vosotros. (Jn 14, 5)

Los discípulos han experimentado la grandeza de vivir con Él y no quieren tampoco ellos separarse de Él.

Una vez más, Tomás hará de portavoz. Hace unos días ya animaba a todos a ir a Betania, el pueblo de los amigos de Jesús, a morir con Jesús: Vayamos y muramos con Él (Jn 11, 15). Ahora, de nuevo, manifiesta estar interesado de ir con Él adonde sea que vaya; y como no lo tiene claro lo pregunta: Señor, no sabemos adonde vas. ¿Cómo podemos saber el camino? (Jn 14, 6).

¡Gracias Tomás! Porque conseguiste sacarle a Jesús del corazón una de las frases más bonitas del Evangelio: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA (Jn 14, 6).

Jesús no nos muestra un camino hacia la plenitud, se hace El mismo camino. Estar en el camino cierto es básico para no perderse. Cuando uno camina por el monte es crucial no separarse del camino. Jesús es Camino, no un camino cualquiera sino el camino. Estar en Él y con Él es garantía de seguridad. No nos perdemos si vamos por El.

Pero no sólo es camino, también es la verdad. ¡Qué fácil es vivir en la mentira! Y a la vez ¡qué aburrido! Jesús no es aquel que nos dice la verdad sino el que es la verdad y, por tanto, aquel que hace nuestra vida verdadera si está presente en ella.

Finalmente le dice a Tomás que es la Vida. Fuera de El no hay vida verdadera.

Tomás descubrió la grandeza de Jesús y así descubrió la grandeza de su vida. Muchas veces pensamos que necesitamos cosas para disfrutar de la vida y, en cambio, Dios nos da la vida para disfrutar de todas las cosas.

El que vive la amistad con Cristo disfruta de todo porque El es el Camino, la Verdad y la Vida.

Acabemos con unas palabras de San Agustín: No se te dice: “Trabaja por dar con el camino, para que llegues a la verdad y a la vida”; no se te ordena esto. Perezoso, ¡levántate! El mismo camino viene hacia ti y te despierta del sueño en que estabas dormido si es que en verdad de despierta; levántate pues, y anda.

A María, que es la mejor senda para ir a Cristo, le pedimos que nos introduzca y nos acompañe en el seguimiento de Jesús Camino para tener la Verdad y la Vida.