Hoy es el día de la Hispanidad… ¡je! Para cualquier católico y podríamos decir que más para un español, hoy celebramos la Virgen de El Pilar. La primera aparición -tal vez deba llamarse bilocación-, de la Virgen María en carne mortal para animar a Santiago a seguir evangelizando hasta Finisterre. Tal vez para cristianos “maduros y responsables” esta sea una historieta pasada con pocos visos de credibilidad. Ellos se lo pierden. Cada vez que tengo la posibilidad de pasar por Zaragoza me gusta pararme y celebrar en su altar, y si paso tiempo sin ir tengo un amigo que lo hace en mi nombre.

Se habla mucho del papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Algunos confunden ese papel con protagonismo o un título de autoridad. De poco sirve el protagonismo si no es a los ojos de Dios, de nada sirve la autoridad si no es reconocida y es posible que se trasforme en miedo.

«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Ciertamente bienaventurados. Ese cuerpo fue creado por Dios, elegido por Dios y se convirtió en el arca de la Nueva Alianza. Un cuerpo llamado a volver al polvo del que había salido se convierte en cuerpo glorioso adelantando nuestra glorificación.

«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». Porque son las palabras de María, ese Fiat, ¡Hágase!, las que hacen que ese cuerpo sea el primer templo del Espíritu Santo y venga la salvación al mundo, se encarne el Salvador.

Por eso me gusta ir a El Pilar en Zaragoza. Santiago el Mayor, el Boanerges, el hijo del trueno, con todo su ímpetu, su fortaleza y su arrojo, necesita la ayuda de una mujer. María, tal vez menos impulsiva, menos “lanzada” y en apariencia más débil, pero mucho más enamorada y de ahí viene su fortaleza. El Señor, y por tanto la Iglesia, no juzga por las apariencias, sino por el corazón en su sentido más profundo. Y no ha habido en la historia otro corazón como el Inmaculado corazón de María y por ello es para nosotros luz en los momentos de oscuridad, valentía en los momentos de miedo, acicate en los momentos de desesperanza, apoyo firme ante nuestras dudas y vacilaciones, Pilar fuerte que asegura nuestra vida en Cristo.

Si alguien quiere participar de los motivos del mundo de feminismo, machismo, poder, autoridad…, que lo haga. Yo prefiero los criterios de Dios que “humilla a los poderosos y enaltece a los humildes”. Así en el santoral -y fuera de él-, encontramos tantas mujeres fuertes que han cambiado el ritmo de la Iglesia y la han reconducido hacia Dios…, y sin ningún título eclesiástico con derecho a sucesión.

Virgen del Pilar, mantén la fe en España, en los pueblos hermanos y en todo el mundo, cuando parece que las cosas se desmoronan danos tu fortaleza.