Hoy la liturgia nos propone un fragmento del Evangelio de Juan de los que a mi me hacen reflexionar con frecuencia, aquel en el cual Jesús les anuncia a sus discípulos que van a ser perseguidos como Él mismo ha sido perseguido. Muchas veces me pregunto como esa afirmación categórica de Jesús puede afectar o afecta a mi vida.
Supongo que todos hemos experimentado la incomprensión cuando hablando del aborto, de la eutanasia, de las riquezas de la Iglesia, del matrimonio homosexual… en nuestro ambientes se critica abiertamente la posición de la Iglesia, es decir, la que debería ser nuestra posición, es más, puede que incluso a veces nosotros mismos en aras de una malentendida modernidad critiquemos a la Iglesia de forma más o menos irreflexiva buscando el apoyo de nuestro entorno.
Ciertamente el equilibro es complicado, pero no podemos plegarnos sin más a los valores del mundo buscando una aceptación que desvirtúa el mensaje y no aporta nada de valía a la vida del ser humano. Tampoco podemos ser radicales intransigentes que entiende la fe y la vida de la Iglesia como una roca, sin vida, inamovible. Por lo que sólo nos queda un camino intermedio entre el conservadurismo fariseo y el progresismo buenista y vacío.
Sírvanos la propuesta del Evangelio de hoy como clave de comprensión, si en mi vida cristiana, no surge ningún conflicto con el mundo, no hay ninguna arista, nadie a quien nuestra vida cristiana cuestione, más aún moleste, lo más probable es que estemos siendo tibios, que nos acomodemos en una vida entre almohadones poco evangélica, porque el Evangelio siempre exige dar más, ir más allá, entregarse a fondo. Tal vez nuestra oración hoy debería pedir al Señor que nos saque de esa dulce mediocridad en la que muchas veces adormecemos nuestra vida de fe, y que nos recuerde que sólo a los tibios los vomita el Señor.
Ante las persecuciones ideológicas actuales, recordemos que desde la persecución de Nerón en el 64 después de Cristo hasta el final del siglo primero, vivieron en el temor de ser perseguidos, acusados, encarcelados y de morir en cualquier momento. La fuerza que los sostenía era la certeza de que Jesús estaba en medio de ellos.
Precisamente los santos son muy incómodos (recordemos al santo padre Pío, o a San Pablo VI con la Humanae Vitae), no se pliegan ni al espíritu del mundo, ni al modernismo intraeclesial. Son hijos fieles de la Iglesia pero sirviéndola sin servilismos… Hoy necesitamos como agua de mayo recordar que todos estamos llamados a la santidad.
Tenemos q seguir siendo Luz, incomode a quien incomode, eso es obvio,creerán cuando tengan q creer el Señor es el q hace la OBRA,nosotros solo anunciamos y Denunciamos. Paz y bien
Gracias por este comentario. Es muy importante predicar estas cosas y soportar la crítica. Muchas veces dejamos de hablar de ello para no crearnos enemigos. Acordarnos de lo que Jesús dijo sobre los tibios ,que usted nos lo recuerda muy oportunamente.
Quien a lo largo de la vida es siempre de color rosa. La vida es dura . Todos tenemos miles de motivos que nos hacen desgraciados y nos aferramos a la misericordia de Dios buscando su consuelo. La Santidad es muy difícil de conseguir. Solo le pido hoy al Señor, que no me rechaze y no entre es sus vómitos
Es Padre, y su misericordia es infinits
Vivir en el mundo sin ser mundanos,porque el mundo ha salido de las manos de Dios y nosotros se lo tenemos que devolver santo, y nos tenemos que santificar en él, como cristianos corrientes, y procurar la santidad de los demás .
Poner el rostro a Jesús, ser amigos suyos, que en nuestras obras se vea que Él, y sólo El, es nuestro impulso.¡Qué difícil es no caer en la mundanidad estando en el mundo! Para Dios nada hay imposible:¡ pidámoslo con fé a Maria ejemplo de santidad!.No podemos asustarnos cada vez que metamos la pata y nos enfanguemos en los turbios asuntos mundanos disfrazando nuestro comportamiento con palabras grandilocuentes y vacias, que pueden engañar a los demás pero no al Espíritu de Dios.
Aprovechemos las homilias diarias del Papa Francisco que son un revulsivo para las conciencias adormecidas y tibias.
Creo que llevo ya años diciéndome cada día ,no debes intervenir ni hacer comentarios y solo voy de error en error. Nada más mandarlo ya estoy arrepentida , y no se puede borrar. Es la única coneccio que tengo con mi Iglesia , solo busco aprender y ayuda espiritual . La soberbia te hace creer que eres mejor de lo que realmente eres. Pido a Dios constantemente perdón por ello y me ayude a ser humilde. Esta es mi confesión .Señor ayúdame y perdóname.
Mi sacerdote no para de echarme broncas y decir que soy tibia . No sabe que mi vida es por encima de todo Mi Dios siempre aferrada a los pies de la Cruzde de Jesus .Iintentó ser buena persona, mi Amor por María Santiisima y por mi i incondicional y estupenda familia. No tengo ya ,ha estas alturas de mi vida otro deseo que cuando me llegue el momento de encontrarme arriba cara a cara con el Señor, no me rechace