San José ocupa un lugar importante en el misterio de la Encarnación. Sin embargo nos cuesta valorarlo en su justa medida. Su silencio nos sorprende y más en este mundo nuestro de palabrería. A mí me gusta pensar que si José calla es porque no puede añadir nada a las palabras que la Virgen le dirige al ángel: “Hágase en mí según tu palabra”. El silencio de José es de absoluta complicidad con la respuesta de su esposa. Está tan convencido de la acción de Dios que incluso se aparta de ella cuando ve el misterio. A él aún no se le ha aparecido ningún ángel y, por tanto prefiere retirarse.
¡Que distinta la actitud de san José a la nuestra! Cuando vemos cualquier cosa importante, en seguida queremos estar ahí. Anteponemos nuestro deseo de figurar al respeto absoluto por el plan de Dios. El Evangelio indica la razón profunda de la actitud de José: era un hombre justo. Justo, en la Sagrada Escritura, tiene el sentido de santo. San José era santo. Benedicto XVI señaló en algún momento que era justo porque se ajustaba en todo momento a la voluntad de Dios. Este apelativo lo coloca también en relación con la Madre de Dios. A ella la saluda el ángel llamándola “llena de gracia”. Su esposo es justo, santo. Sólo fijándonos en ese detalle ya se nos ilumina la realidad de su matrimonio. San José había recibido las gracias necesarias para ser un buen esposo de María y ejercer de Padre del Señor.
Si María se turbó al oír el anuncio angélico, José se retiró. Es una reacción semejante ante la grandeza del Misterio que se les muestra. María se cubre con el velo del pudor mientras José se retira. El silencio de José es de lo más elocuente y una escuela para vivir la Navidad. Porque mientras preparamos el nacimiento en nuestra casa o nos disponemos espiritualmente para las celebraciones que se acercan, es bueno dejar tiempo para que Dios nos indique cómo hemos de vivir estos días. Es lo que hace san José. Su retirada no indica que no le interesa lo que sucede sino que se nos muestra como absoluta disponibilidad. Se ve fácilmente al observar que una vez recibió las indicaciones del ángel en seguida las puso en práctica. Su vida posterior nos habla en el mismo sentido.
Es durante un sueño que se le comunica su misión. En ella se le anuncia que deberá darle un nombre al niño que va a nacer. El Evangelio sólo utiliza el término “Hijo de David” aplicado a Jesús y a José. Porque las promesas davídicas le llegan a Jesús a través de José.
La Iglesia en los últimos tiempos ha ponderado la figura del santo patriarca y este año consideramos su persona y su papel en el plan redentor con especial atención. El Papa Francisco, que ha escrito una bella carta en el 150 aniversario de la proclamación de san José como Patrón de la Iglesia, señala: “La felicidad de José no está en la lógica del auto-sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza”. Aprovechemos estos días para aumentar nuestra devoción hacia él y pedirle que nos introduzca en su silencio. En ese silencio nos será más audible y comprensible el misterio de la Palabra que viene a visitarnos y nos trae la salvación y también nos moverá a responder con generosidad a lo que Dios quiere de nosotros.
Estos días de preparación a la Navidad en q deseamos celebrar con alegría, la llegada de Jesús, nos hace daño y duele , comentarios algo agresivos.. El Señor, nos da ejemplo sin cesar de humildad y Amor
No soy nadie, para comentar las reacciones criticas q son con ánimo de corregir, seguramente errores. Me disculpo por ello. Quisiera que todo fuera paz y tranquilidad y eso es una quimera. . Pero sé que amamos a Dios sobre Todas las Cosas y Él a pesar de nuestros defectos Nos Sigue Amando Perdonando
No hay doblez en ninguno de los dos protagonistas, ni el Espíritu de Dios juega malas pasadas. Todo está en el plan de Dios desde antiguo: se trataba de que Dios con nosotros, Enmanuel, se hiciera presente, entrando en la Historia y en la historia personal, como alguien que va a jugar un papel salvador, sanador, perdonador.
Después de Jesus no hay otro modelo mejor de varón a quien imitar ¡Bendito San José esposo de María !
San José tuvo una vida privilegiada, Esposo de María y su perfecto papel al tener Jesús, desde su Nacimiento y convivir, en Sagrada Familia . Protege también a las nuestras, San José
Todos/as queremos orar como oró San José, confiar en la voluntad de Dios como él, acompañar a Maria y a Jesús, y formar parte de ese misterio sagrado de amor, que nos supera.
Todos/as queremos meternos en la corriente de amor divino que une a las tres Personas de la Santísima Trinidad, y a las tres Personas de la Sagrada Familia… y con ellos/as unirnos en la Iglesia que peregrina, y con la Iglesia purgante y la Iglesia triunfante… Quizás no lo expreso bien… pero la unidad a la que estamos llamados, y la salvación prometida, debería hacernos recapacitar sobre nuestros límites, sobre los recelos que tenemos, y las discriminaciones en el trato con los demás que manifestamos, y exigirnos mucho más en los pensamientos, sentimientos y afectos que tenemos por todos/as.
Si no vamos a la raiz, si andamos por las ramas… la Sagrada Familia la convertiremos en una postal o en dibujos animados, o en figuritas de resina… y nosotros seremos en el pesebre convidados de piedra, figuras de sal, algo muy distinto a lo que estamos llamados a ser.
¡Que San José, maestro de oración, nos acompañe siempre!
Gracias Inmaculada . REZO PIDIENDO al SEÑOR, para QUE ASÍ SEA.