PRIMERA LECTURA
Todo fue creado por él y para él.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20
Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas: las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios.
Sal 99, 2. 3. 4. 5
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
Aleluya Cf. Jn 8, 12b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo – dice el Señor -;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
EVANGELIO
Les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús :
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les contestó:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola:
«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo. el nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».
Palabra del Señor.
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Y, también, hoy vale más la presencia de Dios en nuestro Corazón que el ayuno de alimento en nuestro estómago.
Dios es nuestro Salvador, nuestra Salvación, porque con su presencia estamos salvados. Y para recibirlo hay que reconocerse siervo inútil, o pobre pecador, indigno de que entre en nuestra morada, pero agradecido y humilde ante su Amor inmenso. Comamos su cuerpo Eucaristía y adoremos que el Primer Ser entre en el último de los seres, que soy yo.
Y seamos Iglesia de Dios en Humildad y agradecimiento. Compartiendo lo poco para llevar al corazón del prójimo la gran abundancia de Dios, Padre, Hijo y Espíritu de Dios Santísimo.
Oremos en Humildad, como pequeños, para que la fé mueva nuestras montañas de egoísmo.
Hoy Jesús nos pone el termómetro para averiguar qué temperatura tenemos en cuanto a la fe que vivimos.
En el Evangelio vemos que había gente preocupada por la novedad de Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, igualmente los de los fariseos, en cambio, tus discípulos comen y beben». Jesús no vino a traernos una nueva religión, un nuevo código de normas con las que nos hagamos merecedores del amor de Dios. Jesús viene a traernos una nueva y renovada relación con Dios y con los demás.
Estás relaciones no se edifican en códigos o sistemas de ideas, sino en el descubrimiento de nuestra condición de hijos de Dios y hermanos entre todos. El vino nuevo y pieza de tela nueva no pueden unirse a lo viejo, a un código de normas; dice Jesús que: «Nadie corta un trozo de tela de un traje nuevo y lo pone en un vestido viejo […] y nadie echa vino nuevo en odres viejos».
En lo humano lo tenemos claro, además, sabemos que de hacerlo perderíamos dinero al tener que tirar el traje nuevo y viejo, y el vino y los odres, ¿por qué en lo espiritual, religioso, seguimos manteniendo conceptos de Dios que no responden al que Jesús nos trajo? Algunos utilizan el «por si acaso», ante la alegría de la fe que Jesús nos trae no cabe el querer ir hacia atrás.
Rezamos el Santo Rosario para que crezcamos en la fe, seamos verdaderos discípulos misioneros del Señor y perseveremos en el buen obrar.
Vuestro hermano en la Fe: José Manuel.
No es apropiado, no santifica, ayunar mientras el Esposo está con nosotros… Y cuál es el vestido de bodas apropiado a la espera de la venida definitiva del Señor (parusía): el AMOR MISERICORDIOSO, la vivencia cotidiana de las Obras de Misericordia Espirituales y corporales, especialmente las espirituales (dar formación espiritual y antropológica, aconsejar, consolar, perdonar, rezar por vivos y difuntos…).
«La misericordia de Dios ha de suscitar en nosotros una actitud de confiada esperanza. Una actitud que alguien ha resumido en este triple ABANDONO, propio del sentido de la filiación divina: abandonar el pasado-con sus errores y miserias- a la misericordia de Dios; abandonar el presente -con sus dificultades y congojas- en las manos de Dios; abandonar el futuro -con sus incertidumbres y temores- a la Providencia de Dios. (…)» JOSÉ ORLANDIS, «OCHO BIENAVENTURANZAS. PARA SABER VIVIR EN LIBERTAD», Eiunsa, Pamplona, 1998 (2 edición), p. 76