- Dureza de los habitantes de Nazaret. Conocían a Jesús y a su familia. Jesús predica en la sinagoga del pueblo de su infancia. El auditorio pasa del entusiasmo a la exasperación. Quedan sorprendidos por la autoridad con la que Jesús habla, pero no están abiertos a la fe. Jesús, al poner ejemplos tomados del Antiguo Testamento y que se refieren a personas no pertenecientes al pueblo de Israel, les previene frente al peligro de sentirse ya seguros y de estar cerrados a la gracia.
- Además de extranjeros, la mujer era viuda y Naamán, leproso. Ambos experimentaban la necesidad de ser socorridos y sanados. La viuda en situación extrema por la sequía y presta a morir con su hijo. Naamán no encuentra quien pueda limpiarle de su enfermedad. Ambos se abren a la acción de Dios por su confianza en la palabra de Elías y de Eliseo. Reconocer que necesito una salvación que no puedo darme a mí mismo. Formo parte del grupo de todos los que han de ser curados por Él. Jesús nos trae la salvación.
- Advertencia para este tiempo de Cuaresma. Pedir el don de la fe sincera y sencilla. No la que se queda meramente en verdades lejanas que no se cuestionan sino la que abre el corazón para que Jesús pueda intervenir en mi vida.
- Preocupación por la guerra en Ucrania. El Papa ha anunciado que consagrará Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María el próximo viernes, solemnidad de la Anunciación del Señor. Juan Pablo II Consagró Rusia ese mismo día de 1984. El papa ha pedido a los Obispos de todo el mundo que se unan. Preparar la Consagración, con confianza en María. Sólo Jesús puede traer la paz a los corazones de los hombres y extenderla a la relación entre los pueblos. Entró en el mundo por María y por su mediación continúa ofreciéndonos dones y gracia. A nuestra Madre encomendamos a todos los que están sufriendo y también los corazones de los hombres para que sean transformados por su Hijo.
Querido hermano:
Los fingidores y cumplidores religiosos siempre van a cuestionar la acción extraordinaria del Espíritu Santo, que va más allá de los límites oficiales, que sale a territorios extraños, que cuenta con personas con talentos no oficiales.
Pero Jesús nos mueve a salir, a dialogar, a acoger, compartir, integrar, abrazar; «cruzar a la otra orilla». No te preocupes, Jesús también sufrió el desprecio de parte de los que fingían ser buenos ante los demás, pero tiraban la piedra y escondían la mano.
En medio de tu pequeñez, descubre la misericordia de Dios y celébrala cada día. Sigue adelante. Reza el Santo Rosario cada día, pide a la Virgen Maria, por la Paz en el Mundo. Por el Pueblo de Ucrania, y las personas que mueren cada día en la Guerra.
Gracias José Manuel por tus comentarios siempre tan oportunos, concisos y llenos de espíritu evangélico. Tienes en mi a un un hermano agradecido que te lee a diario, y que sin conocerte te quiere y te aprecia mucho. Un abrazo en Cristo y mucho ánimo.