Mañana bien tempranito volveremos a bajar a Madrid, Misa en la parroquia y subimos los dos autobuses de niños. Hoy terminaremos de colocar todo, la Misa tranquila y, como dicen los monitores, “hacer piña, para que no haya malos rollitos en el campamento.” Quince días a casi 24 horas días es cansado y o se cuida el descanso o pueden salir chispas cada pequeña cosa. El descanso del sueño lo que nos dejen los niños, que siempre será poco. Pero el auténtico descanso está en querer a los demás, poder descansar en ellos (aunque se esté trabajando), y saber poner ese cariño delante del Sagrario. Cuantas veces los padres llegan a casa y en vez de descansar del trabajo amando a su familia descargan su mal humos y sus frustraciones sobre ellos.

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

El trabajo de la Iglesia en este mundo es ingente. Teneos que cuidar la amistad, la auténtica amistad, en la Iglesia. Siendo Cristo el que nos une y nos envía nuestra eficacia no es la eficacia empresarial sino la de aquel que se da por amor de Dios a los demás. Que vuestra caridad no sea una farsa. Estamos crucificados para el mundo, pero con los brazos abiertos para acogerlos a todos. Cuidemos el ser auténticos amigos en Cristo.

María, “haznos piña”. Si os acordáis de rezar por estos monitores y por los chavales os lo agradezco un montón.