Génesis 18, 1-15
Le 1, 46-47. 48-49. 50 y 53. 54-55
San Mateo 8, 5-17
Esta lectura del Génesis nos pone al punto ante el icono de la Santísima Trinidad de Andrei Rublev, en donde los tres hombres, invitados por Abrahán, comen del pan eucarístico. Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo. Quédate con nosotros y come de nuestro pan, el que nosotros te servimos, pero que es pan de ángeles. Cosa bien maravillosa, nosotros, como Abrahán, alzamos la vista y vemos a tres hombres en pie junto a nosotros. En pie, pero aceptando sentarse a nuestra mesa y comer también ellos del pan que nosotros les servimos.
¿Qué podemos hacer, pues? Con palabras de María, la madre de Jesús, proclamar la grandeza del Señor, porque ha mirado nuestra pequeñez y ha venido a nosotros. Nuestra humildad, como la de María, es exaltante para nosotros. Exultante para el Señor, quien se ha hecho carne con nosotros. Ha comido en nuestra mesa, para que nosotros comamos el pan eucarístico en la suya. Al mirar la humillación de su esclava, la misericordia llega a nosotros, sus fieles, quienes por la fe, llena de la espera y cuajada del amor, reciben la misericordia de Dios. Somos seres hambrientos. Hambrientos de ese pan: danos de ese pan. Llénanos de tu misericordia. Estate siempre junto a nosotros. Quédate con nosotros y come de este pan. El pan de nuestro sufrimiento. El pan de nuestras enfermedades. Sin embargo, pan del cielo. Para que, así, también nosotros, sufriendo aprendamos a obedecer. Caigamos en cuenta cómo queda patente que tú estás en pie junto a nosotros: que no dejas de tu mano nuestra pequeñez. ¿Haremos grandes cosas? ¿Las hizo María? Porque el Señor sólo se fijó en su pequeñez, y eso es lo que el ángel escogió de ella. Una pequeñez como la nuestra, cargada de confianza, de fe.
Ven a curarlo porque sufre mucho, dice el centurión a Jesús. Y ¿qué es lo que descubre Jesús en ese gentil? No ha encontrado en Israel tanta fe como la que él posee. ¿Cómo puede ser así en alguien que no es siquiera del pueblo de la Alianza? También él tiene a Abrahán como padre, padre en la fe. Es uno de los que vendrán del oriente y del occidente y se sentarán, por su fe, con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Es la fe en Jesús la que le abre las puertas del reino. Y a nosotros con él. Porque sólo se nos pide la fe, es decir, la confianza absoluta en el Señor, porque sabemos con esperanza llena de amor que él no nos ha de abandonar. Que nos va a curar de todos nuestros sufrimientos. Que vendrá a nuestra casa y nos cogerá de la mano y se nos pasará la fiebre. Y también nosotros, como la suegra de Pedro, una vez en pie, nos pondremos a servir a los otros.
Una vez más nos encontramos con el cumplimiento. Consumación de la anunciado por los profetas y en los salmos. Cumplimiento de todo lo profetizado en los textos del AT. El evangelio de hoy termina con una cita sobrecogedora, tomada del cuarto canto del siervo de Yahvé (Is 53,4): él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades. Nos hizo así posible lo que somos cuando acudimos a él con le fe. Fe por encima de cualquier duda, aunque mezclada con ellas. Fe en espera de la esperanza. Fe en el amor de la caridad. Don que hace posible lo imposible.
Queridos hermanos:
Durante cuatro años aproximadamente habéis leído cada día mis comentarios, lamento deciros que a partir de hoy, no puedo seguir comentando cada día, debido a que no tengo trabajo, y mi situación económica se agudiza ¿tanto, es así?, que los suministros de agua luz y gas de la vivienda donde vivo, están ya a punto de corte, es una pena porque sin luz no puedo escribir ya, sin agua no nos podemos lavar, ni comer, y sin gas lo mismo pasa.
He pedido ayuda a diferentes entidades, ONG, y Caritas,. Dicen que lo revisaran pero cuanto tiempo tardaran, no lo sé, ni ellos tampoco, debido a la demanda tan grande que hoy hay. Magrebís, Latinos, Españoles etc. etc. no dan abasto, hemos caído, en la precariedad, en la casa de Dios, que es donde vivo con mi familia.
Nada tengo todo es de él, Dios. Necesito ayuda pero no me aprovecho de este espacio para hacerlo, que para mí es sagrado. Solo informo de lo que ocurre. Porque estaré ausente, hasta que se arregle la situación, “o alguien me ayude.”
Me escribiréis diciendo ¿qué me pasa? Me pasa lo que, os escribo, que a falta de suministros por no poder pagar, no tener trabajo, no puedo comentar, el Santo Evangelio cada día. Un fuerte abrazo para todos. Y bendiciones.
Posdata: Reza cada día el Santo Rosario, Pide por mí, y mi familia a la Virgen María. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Es Cristo quien recibe tu limosna y te la multiplica al ciento por uno. Sed generosos. Al que comparte nunca le ha de faltar y siempre tendrá abundantemente para vivir y seguir compartiendo. La limosna es un acto de devolver al pobre lo que realmente le corresponde y de ser agradecidos porque tenemos la posibilidad de compartir. Ora Por los que están faltos de trabajo, y muy necesitados. Reza cada día el Santo Rosario,
Tu hermano en la fe: José Manuel.
Jose Manuel
Gracias por infórmanos de tu situación porque seguramente nos hubiéramos preguntando porque no escribes si no nos hubiéras avisado.
Déjanos tu teléfono ( más fácil) o tu mail para contacto si nos ocurre una solution a tu problema . Mil gracias pour tu aportación en el grupo durante estos 4 años
Querido hermana/o:
Al hablar de la limosna nos indica que no lo hagamos con intención de que nos vean y de que salgamos agradecidos y compensados: «Cuando hagas limosna no vayas tocando la trompeta por delante y […] que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha»; el Señor nos pide discreción, generosidad y gratitud al dar. La limosna es un acto de devolver al pobre lo que realmente le corresponde y de ser agradecidos porque tenemos la posibilidad de compartir. Pero cuando des limosna, hazlo con la actitud de no dar lo que no te sirve o lo que te sobra, sino ser excelente y generoso. Si estuvieras en el grupo de pedir y tener que recibir, ¿cómo te gustaría que la gente diera? Además, recuerda que es Cristo quien recibe tu limosna y te la multiplica al ciento por uno. Sed generosos. Al que comparte nunca le ha de faltar y siempre tendrá abundantemente para vivir y seguir compartiendo. En la oración, Jesús nos dirige al santuario íntimo del corazón, donde habita Dios y donde nos habla con más claridad. 634710065
Reza el Santo Rosario cada día con la Virgen María. Pide por los faltos de fe.
Tu hermano en la fe: José Manuel.
Llevo un tiempo escribiendo , en el ordenador » Mis recuerdos» de toda la vida. Son tentas etapas, en esta larga vida, que Dios me está concediendo,que no sé si me dará tiempo a terminarla. Uno de mis hijos, sobre todo, me anima para que continúe. Ojalá fuera una vida de santidad, ellos con su amor de hijos, creen que debo hacerlo para toda esa descendencia que vamos a dejar, conozcan sus raíces y la lucha,por hacerlo lo mejor que hemos podido. Ahora ya soy el tronco del árbol familiar. Ojalá pudiera llevarlos y aumentar un sitio en Tu Gloria, Señor