Creo que cada vez es más actual ese «no llevéis alforja, ni túnica de repuesto… Si no os reciben…». En estos tiempos de nueva evangelización, no hay que agobiarse por los que son indiferentes, por los que no escuchan. En mi humilde experiencia, que además me dedico al diálogo, dos no dialogan si uno no quiere. Por tanto, sí, hay que lanzarse a anunciar el Evangelio y a dar testimonio, pero no agobiarse ni preocuparse demasiado por los que no quieren acogerlo.
Lo que sí es importante es el mandato de dar gratis lo que hemos recibido gratis. Quiero decir: primero, reconocer que hemos recibido la fe como un don de Dios. Sí, con la colaboración de tantos quizá, o a lo mejor no; pero ser gratos al Señor por este grandísimo don. Cuantas veces he escuchado: «Ojalá tuviera la misma fe que tú…»
Segundo, que estamos llamados a darla. Que no podemos quedarnos este regalo solo para nosotros. Todos somos apóstoles, sea cual sea nuestra vocación. Y todos debemos aprovechar cualquier oportunidad. Desde nuestro ambiente de trabajo, a nuestras familias…Hasta el mismo supermercado. Que el Señor nos ayude.
Querido hermano:
Es verdad que los tiempos han cambiado pero metemos la pata cuando pensamos que el tener nos va a asegurar más. Debemos aspirar a una vida sencilla para que nuestra propuesta de vida evangélica concuerde con lo que Jesús decía y vivía.
Hay momentos en que nosotros mismos vivimos la fe como un pasatiempo y no le damos la importancia capital que tiene. Nuestra vida depende de acoger la fe, la que nos justifica, la que nos salva, la que nos redime y perdona pues ¿de qué nos serviría vivir bien muchos años si no podemos vivir bien por toda la eternidad? Ojalá todos sintamos la obligación de hablar de Dios a quienes nos rodean.
La conclusión del Evangelio es muy gruesa: “Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.”
Reza cada día el Santo Rosario tu hermano en la fe: José Manuel.