Siempre me ha parecido muy importante, como una «brújula», la frase «no es el discípulo más que su maestro». Una brújula para ver si soy verdaderamente discípulo de Cristo. Porque muchas veces me quiero situar por encima de Él, en el sentido de que quiero vivir cómodamente, sin grandes preocupaciones, agradando a todo el mundo, etc. Y Él fue perseguido desde el minuto 1, incomprendido porque la gente no entendía por qué el Mesías no venía con un gran ejército a proclamarse rey de Israel, seguido por un pequeño rebaño que además lo seguía por los milagros que había hecho…
«No es el discípulo más que su maestro». Además de las persecuciones, que son siempre un «termómetro» para ver si somos tibios, calientes o fríos, hay un montón de indicadores para controlar cómo estamos ahí. El principal, el amor, la caridad. «Esto os mando: que os améis unos a otros». Su mandamiento nuevo, el mandamiento «suyo», es el mejor indicador. Porque ahí es imposible ser más que Él, ya que nos ha amado hasta el extremo, ha establecido el récord. Para ser semejantes al maestro, ahí está la clave: en crecer en el amor.
“Nada hay escondido que no llegue a saberse”
En el Evangelio nos encontramos dos avisos de Jesús: “Nada hay escondido que no llegue a saberse” y “No tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma.” Es una invitación a vivir haciendo lo correcto ante Dios, pues Él conoce todo y todo se desvelará.
Ante Dios no habrá posibilidad de maquillajes, cremas que oculten trapos sucios, no podremos fingir, justificarnos, simular o intentar aparentar lo que no somos, pues “hasta los cabellos de la cabeza están contados.”
Como ves, nos jugamos mucho. Hablamos de eternidad y de felicidad. En la vida, aunque te exija sacrificios, no aspires a menos.
No tengas miedo a perder la vida por el Evangelio; ten miedo a desperdiciarla en experiencias pasajeras. Sé valiente.
Reza el Santo Rosario cada día, pide por los perseguidos a causa de su fe: Tu hermano en la fe: José Manuel.
En estas fechas de verano, se nota el movimiento, casi la desbandada de la gente, a todos parece que nos entra el deseo de cambiar, viajar, ( el que puede) playas, montes, o Paris, Roma,….movernos, a pesar del calor. Pero se está tan bien aqui, en la Capilla de la Parroquia, en Tu Compañía en el Sagrario . Sé que te encontraré ,esperando nos, también en el pueblo. No me dejes nunca de tu mano, Señor.