Estoy esperando con ilusión volver esta tarde a mi casa, aunque sólo sea un par de días, volver a dormir en mi cama y volver a tener los ratos de silencio que ahora sólo tengo a primera hora de la mañana. Seguramente eche de menos el fresquito que hace por la noche en este pueblo…, pero nada es perfecto. Cuando llevas un tiempo viviendo con ciertas precariedades te conformas con poco.

¡María! ¡Maestro! Hoy celebramos Santa María Magdalena. Cuando conoció a Jesús esta mujer vivía en la precariedad del pecado, sus lágrimas limpiaron sus ojos para reconocer a su Salvador, pero en la cruz pensó que lo había perdido y al visitar su tumba, su último recuerdo, pensaba que ya ni eso le quedaría. Pero Dios no defrauda, supera todas nuestras expectativas y da el ciento por uno al que sabe amarle y encuentra a su salvador, al salvador, vivo y resucitado para siempre.

Ojalá Dios nos de esa certeza por intercesión de María Magdalena. Si hemos salido de nuestro pecado y nos hemos decidido a estar al lado de Cristo, aunque eso nos haya llevado al pie de la cruz, nunca creas en el fracaso. Cristo ha vencido al mundo y aunque parezca que nos han robado el Señor no es la victoria de los malos sino el triunfo de Dios aunque todo indique lo contrario. No nos contentemos con nuestras pequeñas victorias, sino con la victoria De Dios, que es definitiva y va del Sagrario al cielo.

Otra María, la de Nazaret, miraría la cruz y donde todos veían derrota descubría la victoria, vayamos de su mano al sepulcro vacío para dar gracias. Esta noche mi cama y si Dios quiere mañana el cielo